Frente amplio de oposición

 

Las palabras del tabasqueño no calaron hondo en las fuerzas de la izquierda


Siguen las reacciones después de que Andrés Manuel López Obrador señalara que no iría en alianza con ninguno de aquellos que le regatearon el apoyo a Delfina Gómez, con excepción del Partido del Trabajo. Pero también hay que señalar que las palabras del tabasqueño no calaron hondo en las fuerzas de la izquierda, ya que desde hace tiempo el Partido de la Revolución Democrática se ha venido desdibujando por las alianzas contra natura que realizó con el Partido Acción Nacional.

Lo cierto es que poco les importa a los verdaderos dueños del partido, los llamados ”Chuchos”, porque ya probaron las mieles del triunfo en diversos estados, y ganar la Presidencia de la República les puede significar un jugoso negocio, aparte del reparto de las cuotas de poder que seguramente acordarán en el documento que presentarán ante las autoridades del Instituto Nacional Electoral. El fin justifica los medios, diría Nicolas de Maquiavelo, y esa alianza útil solamente serviría para hacer buenos negocios.

Claro está que, de lograr su establecimiento, lo que menos les importaría es eso que los mexicanos asumen como un pendiente histórico de nuestros gobernantes: qué tipo de país queremos. A pesar de que la pregunta es obligada para definir el modelo de acuerdo que tendrían las fuerzas políticas, el marco ideológico de cada una de ellas está muy alejado uno del otro, aunque no es una barrera infranqueable porque ya lo tienen muy ensayado.

Independientemente de las aspiraciones de las dirigencias de las fuerzas opositoras a conformar una alianza, lo primero que tendrán que definir doctrinariamente es qué tipo de proyecto social queremos los mexicanos y cuáles serán los riesgos calculados, porque se tienen que marcar prioridades en la agenda política, económica y social.

Es más, dicha agenda tendrá que derivarse del marco de particularidades que logren establecer panistas y perredistas, para seguir manteniendo como esclavos a los titulares de los programas sociales y asegurar la permanencia de ellos en los siguientes años.

Pero del otro lado no están mancos, como dice la sabiduría popular, porque si en algo tienen experiencia los tricolores es en asumir todo tipo de riesgos de forma calculada, y esta vez no sería la excepción. Pero si en algo llevan ventaja es que ellos hace tiempo definieron el modelo del país que quieren, y han asumido y encarado todos los riesgos posibles para otorgarle viabilidad a un nuevo proyecto. Ellos saben que tienen que marcar prioridades, sobre todo en la agenda social.

Para decirlo de otra manera, los miembros del PRI hace tiempo que definieron qué aspiran ofrecer, para qué sirven los valores en un proyecto de este tipo, cuáles son los cálculos en cuanto a los riesgos, cuáles son sus prioridades, pero sobre todo, qué es lo urgente y lo inmediato para el país, cuál será la agenda social, y cuáles los valores que habrán de desarrollar. Nunca lo inmediato es lo más prioritario, y de eso los tricolores saben mucho. ¿Tendrán la calma suficiente? ¿También los votos? Al tiempo

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