Guerra: palabra maldita

 

Forma parte de una moneda que tiene dos caras, puesto que la guerra es la otra cara de la paz


El Fondo Monetario Internacional o lo que es lo mismo, la quintaesencia de los tecnócratas, de tantos años en Harvard, Stanford, Berkeley, Princeton, Yale y de todas las maestrías en materia económica del mundo; ha pronunciado la palabra maldita.

Y es que, si el héroe del Twitter, el presidente electo de Estados Unidos de América, Donald Trump, sigue como va podría desencadenar una guerra comercial de consecuencias incalculables.

En ese sentido, siempre me ha asombrado el particular comportamiento de los seres humanos, porque cuando más nos acercamos al precipicio, más fuerte cerramos los ojos, sin embargo, a pesar del miedo y de la incertidumbre no dejamos de avanzar hacia él.

Ahora celebro la reacción del ex primer ministro de Francia, Manuel Valls, quien aseguró que las declaraciones de Donald Trump sobre la Unión Europea son una verdadera declaración de guerra.

Porque lo que está haciendo el próximo habitante de la Casa Blanca es agredir y con ello desencadenar una guerra que de momento es sólo dialéctica, ya que hablamos de menciones realizadas en Twitter, pero que sin lugar a dudas tienen consecuencias insalvables e imparables en todo el mundo.

La guerra –como la vida y la muerte– forma parte de una moneda que tiene dos caras, puesto que la guerra es la otra cara de la paz.

La guerra siempre es un problema de dos, un problema que no se evita sólo por la negación de uno de los involucrados o porque simplemente no la quiera asumir. Y es que, si te la declaran tienes dos caminos, o prepararte para ganarla, o empezar a perderla desde el principio, negando una y otra vez que te la han declarado.

En este único y fascinante momento que impone el glorioso 2017, el mundo comienza a enfrentarse lentamente con una realidad en la que no sólo todo en lo que hemos creído durante tanto tiempo ya no está vigente, sino que ahora la sorpresa ha venido nada más y nada menos desde los momentos previos a la entrada oficial del emperador.

Y siendo así, imagínese usted cómo es el trabajo y sobre todo el suicidio colectivo de todos los burócratas, think tanks, universidades, especialistas y expertos tratando de vislumbrar y desentrañar cuál será la genialidad de la madrugada siguiente del héroe del Twitter llamado Donald Trump.