Héroes o villanos

 

La ineficacia institucional que permite el surgimiento de estas figuras que deslumbran con sus métodos “poco ortodoxos”


Héroe y forajido. Su noble corazón no soportaba el abuso del sheriff de Nottingham y la monarquía que, usando a la fuerza pública, acaparaban la riqueza de los pobres y oprimidos moradores. La literatura, la música y el cine han mantenido viva su leyenda, mientras los investigadores nunca han podido confirmar su existencia. Con todo, Robin Hood es el más representativo de esos “vengadores sociales”, aunque menos popular que los reyes del cómic.

Lo que sí es real es el agobio social ante la ineficacia institucional que permite, para algunos estudiosos, el surgimiento de estas figuras que deslumbran con sus métodos “poco ortodoxos” y ofrecen equilibrio entre una “legalidad” injusta y la población desprotegida. En esa definición encaja “Diana la cazadora de choferes” que en 2013, en Ciudad Juárez, demostró que esta actividad “heroica” no es exclusiva de varones. Y este año los “justicieros” han  impedido atracos y abusos aniquilando a los presuntos malechores en unos 20 casos en la ZMVM. Los defendidos se niegan a identificarlos alimentando la idea de que al “bien” no se le persigue.

Es como un síndrome de Estocolmo masivo o enamoramiento de los captores.

En la mayoría de los casos, la ambición aplasta al romanticismo. Revolucionarios, narcos, ladrones, terroristas,  terminan pareciéndose a lo que tanto repudiaron.

Tal vez todos; quizás ninguno. Los errores de autoridades que dan pie a estos personajes pocas veces acompañan sus historias. Al final del día los gobiernos son los que ponen arcos o flechas en las manos justicieras y deciden su apelativo: héroe o villano, porque el león no es komo lo pintan.