Hubo una vez…

 

La historia cargará a la cuenta la desaparición de la izquierda en México


Al recuerdo vienen personajes como Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Demetrio Vallejo y otros más que representaban a la izquierda en México.

Eran comunistas, cierto, pero su labor se desarrollaba en dos vertientes: círculos de estudio y una labor de campo entre sindicatos obreros y campesinos.

Ninguno de ellos murió en la opulencia, antes bien sufrieron carencias sin fin especialmente al ocaso de sus vidas. Tal cual sucedió con quienes representaban en aquel entonces la ideología marxista en todos sus matices.

Desde luego a ninguno se le hubiese ocurrido la tontería de aliarse con un partido de la derecha, y sólo para que les garantizara su existencia como organización, y las prebendas que el gobierno asigna a los institutos políticos aceptados por el propio sistema.

Y es definitivamente necesario destacarlo: de aquellos tiempos en los que sí había uno que otro millonetas entre los pecesitos (PCM), ni a éstos se les ocurrió jamás adquirir residencias por millones de dólares en Estados Unidos.

Manuel Marcué Pardiñas, uno de esos hombres sin agobios financieros, a lo más que llegó fue a comprar un Mercedes Benz y un Volvo deportivo, autos con los que se divertía trasgrediendo toda suerte de reglamento de tránsito bajo la mirada sorprendida de los agentes.

A los citados agregaría a don Juan Duch Colell, un catalán que fue mi maestro de periodismo, hombre ejemplar que vivía de su modesto salario, igual que don Rosendo Gómez Lorenzo, otro de mis mentores cuyo mayor lujo era la camioneta Moskvich que tuve a bien estrellar contra un taxi.

La camioneta incólume, el taxi semidesbaratado y don Rosendo con su voz profunda: “Carlos, ésta es la demostración de que los artículos fabricados en países socialistas se hacen para durar…”

Hoy que desapareció la izquierda la dirigente máxima del PRD el partido de oportunistas y de expriistas venidos a menos, Alejandra Barrales, ni siquiera intenta justificar la compra de su casota en Miami –advierte que nunca la ocupa– pero de lo que sí se ocupa es de pelear la gubernatura de la capital.

Aliada con el PAN, pretende ser cola de ratón, porque los azules no podrían llamarse en estos momentos leones prestos al combate.

La historia cargará a la cuenta de las actuales dirigencias perredista y de Morena, por la desaparición de la izquierda en México. Y no se piense que fueron traidores porque nunca fueron militantes de los partidos que dieron vida a la moderna falacia izquierdosa.

[email protected]