Impresentables adoptados

 

Partidos políticos no tienen ninguna reserva de adoptar


Con la novedad de que el exgobernador priista de Michoacán, Fausto Vallejo, anunció ayer que buscará ser, por quinta vez, presidente municipal de Morelia, pero en esta ocasión competirá como candidato de Morena, PT y PES.

Si bien es notorio que el dueño de Morena es capaz de perdonar a cualquier político caído en desgracia o envuelto en escándalos, habrá que ver si los morelianos ya olvidaron cómo su estado y ciudad, durante la gubernatura de Vallejo, cayó en manos del narcotráfico, particularmente en las de Los Caballeros Templarios, cuyo jefe, el hoy encarcelado Servando “La Tuta” Gómez, se reunió varias veces con el hijo del exgobernador.

Y no sólo eso, al dejar temporalmente la gubernatura para someterse a un trasplante de hígado, dejó como interino a Jesús Reyna García, quien hace tiempo está preso después de ser acusado de estar vinculado con el narcotráfico.

La capacidad para perdonar no sólo la ha demostrado tener Andrés Manuel López Obrador. También la tiene Ricardo Anaya, el expresidente nacional del PAN, que ahora es el candidato a la presidencia por ese partido, el PRD y MC.

Como presidente panista, Anaya avaló la candidatura de Miguel Ángel Yunes a la gubernatura de Veracruz, sabiendo que éste es un individuo que ha sido acusado de cometer diversos delitos, desde robarse fondos públicos para convertirse en millonario, hasta de pertenecer a un círculo de pornografía infantil, acusaciones que no han prosperado en tribunal alguno. Sin embargo, no debe olvidarse que también su ex madrina política, la otrora poderosa dueña del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo, lo acusó de haberse robado decenas de millones de pesos cuando fue director general del ISSSTE.

¡Ah! Y también en el PRI hay almas caritativas. Este partido, cuando lo presidía César Camacho, le abrió en 2012 las puertas a Adrián Ruvalcaba, después de que éste abandonó al PRD, para hacerlo candidato a jefe delegacional de Cuajimalpa, cargo que ganó en la elección de julio de 2012. Desde que era el número dos en los gobiernos delegacionales de los perredistas Ignacio Ruiz López (2003-06) y José Ledesma García (2006- 09), el hoy diputado local priista que vio frustradas sus pretensiones de ser el candidato priista a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México ha sido acusado varias veces de apoyar a distintos grupos de pandillas violentas que utiliza con tal de promover sus intereses. No es sorpresivo que en este país de impunidad generalizada ninguna denuncia haya prosperado judicialmente. Ruvalcaba niega las acusaciones que se le hacen asegurando que sus enemigos son unos resentidos y malagradecidos.

Sean o no sean lo que se dice que son. El hecho es que los partidos políticos, sin excepción, no tienen ninguna reserva de adoptar a impresentables si es que creen que con ellos pueden ganar una elección.