Incongruencias

 

Redactar una Constitución requiere técnica y oficio, además de profunda visión social


Redactar una Constitución requiere técnica y oficio, además de profunda visión social.

Diego Valadés ha dejado escritos indispensables en esta materia. El texto debe ser sintético y directo, normar lo central, pues lo secundario debe ser materia de los ordenamientos derivados de la sustantividad. Rehuir la retórica y la demagogia y plasmar realidades, aunque las aspiraciones legítimas y alcanzables también deben tener espacio. No conviene una gran extensión, pues es la puerta a las modificaciones posteriores. Aunque siempre predomina un grupo dominante en su concepción primigenia, es aconsejable someterla previamente a la visión del pueblo, siempre sabio, a quien va dirigida.

Nada de esto se hizo en el reciente proceso constitucional de la Ciudad de México. No descalifico con este comentario las aportaciones de mucha gente valiosa que como redactores originales o constituyentes dieron lo mejor de sí. Hablo del cálculo político del grupo de gobierno, empeñados en pavimentar la ruta electoral y venderse como los visionarios que este país necesita para acceder al paraíso de los derechos sociales y humanos, aunque la realidad los desmienta tercamente.

Hoy se duelen de los recursos presentados ante la SCJN, con lo cual desacreditan su supuesto progresismo. ¿No que la libertad de expresión y de pensamiento eran “sagradas”? ¿Por qué no dejar al máximo Tribunal Constitucional resolver sin presiones el tema? ¿No qué el derecho al agua es un avance único? ¿Por qué reprimir brutalmente entonces a los colonos de la Pensador Mexicano protestando por la carencia del vital líquido?

Creo que todo esto es una perversidad. Saben que algunas de las demandas de inconstitucionalidad procederán y con esto creen adelantar el reparto de culpas para cargar a la SCJN y a los demandantes el “antiprogresismo retrógrada dictado por el temor a ellos”.

Es puro cálculo. Ya veremos.