Inflación subyacente, la importante
(Primera de cinco partes)
La Junta de Gobierno del Banco de México decidió, el 30 de junio, elevar la Tasa de Interés Interbancaria (TII) de 3.75 a 4.25 por ciento, con el fin, no de defender al peso frente al dólar, sino de defender el poder adquisitivo del peso frente a la inflación, algo muy distinto. En el comunicado oficial leemos que “el Instituto Central ajustará su postura monetaria cuando sea requerido, con el afán de mantener la inflación y sus expectativas bien ancladas”. Vamos por partes.
Ajustar postura monetaria, ¿a que se refiere? A aumentar la TII cuando 1) la inflación aumente, y lo haga con la tendencia a superar el límite de la meta permanente (¡todo un tema este de “la meta permanente de inflación”!), que es de 3 por ciento más menos un punto porcentual de margen de error, y cuando 2) las expectativas de inflación de los agentes económicos apunten a una inflación mayor que la correspondiente a la meta permanente.
Mantener la inflación y sus expectativas bien ancladas, ¿a qué se refiere? A que la inflación no supere el límite superior de la meta permanente, que es de 4 por ciento, y a que las expectativas de los agentes económicos, en materia de inflación, tampoco superen el 4 por ciento.
El hecho de que la autoridad monetaria haya aumentado la TII de 3.75 a 4.25 por ciento, un aumento de medio punto porcentual, equivalente a 13.3 por ciento, ¿quiere decir que ya se dio ese repunte en la inflación, y que apunta a superar la máxima inflación permitida de acuerdo con la meta permanente? ¿Quiere decir que la expectativa de los agentes económicos ha repuntado y que los mismos ya esperan una inflación superior a 4 por ciento, por arriba de la meta permanente?
La inflación, y las expectativas de inflación, ¿se están disparando? El aumento en la TII, ¿supone de la autoridad monetaria una respuesta reactiva a algo que ya pasó o implica una conducta proactiva para evitar que algo pase?
@ArturoDammArnal
Sorry. No data so far.