Irredentos

 

Duele tanta corrupción y, todavía más, la impunidad


La novela de la Auditoría Federal es muy aburrida. Su trama es repetitiva desde hace 20 episodios. El único dato variable es el de los montos del pillaje. Parece un tema de autismo, desviaciones, malversaciones, subejercicios, mala utilización de los magros recursos de un pueblo lleno de carencias, latrocinios repetidos, y los autores no son sancionados, si acaso unos cuantos lacayos menores, para taparle el ojo al macho. Ahora estamos viviendo el capítulo 2015. Nos “carrancearon” mil 565 millones, mil la Federación y 565 los estados, contando exclusivamente dinero federal. En este último caso, los recursos estatales, también desviados en gran escala, forman parte de otra cuenta, son un “extrita”.

La presentación del auditor es poco esperanzadora. “Será muy difícil recuperar esos recursos, ya se los llevaron”. Hace bien en no sembrar esperanzas, la experiencia muestra que aunque haya un periodo para “justificar” los desvíos, ya no se recuperarán. Están en cuentas privadas. Duele tanta corrupción y, todavía más, la impunidad. Nos aplicaron el reciente “gasolinazo” para tapar un agujero presupuestal de mil millones de pesos, costo del subsidio según Hacienda. Ejerciendo correctamente el presupuesto, nuestro dinero no se hubiera necesitado, pero en esto no hay hubiera, lo caído, caído.

Para determinar estos montos de irregularidad se toma una muestra. De hacerse sobre el total del dinero público, las cifras se multiplicarían. Sumando los desvíos de los últimos 12 años, el recurso sucio es superior a los 20 mil millones de pesos. Es simplemente criminal. Son excepción las dependencias o poderes, federales o estatales, fuera del club de los cínicos. Mal ejercen las cámaras, secretarías, paraestatales y descentralizados, y muchos estados. Lideran esta vergüenza en 2015 Veracruz, Chiapas y México. No tenemos redención. La pobreza y el hambre nos devastan y los ladrones hacen su agosto. Es nuestro sino.

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