Italia y su endémica esclerosis política

 

La fragilidad de los gobiernos ha sido endémica en el sistema político italiano


Tras la terrible derrota de Italia en la Segunda Guerra Mundial, en el país mediterráneo se buscó de manera casi obsesiva adoptar un sistema político que le cerrara la puerta al encumbramiento en el poder de otro dictador absoluto como lo fue Benito Mussolini. El resultado fue una república parlamentaria llena de contrapesos, que si bien cumplió con su objetivo inicial de evitar la tiranía, pronto se reveló como un mecanismo que favorecía la ingobernabilidad.

Sin ir más lejos, Italia ha tenido cuatro primeros ministros en los últimos cinco años y a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI la fragilidad de los gobiernos ha sido endémica en el sistema político italiano. Con esta inestabilidad política quería acabar Matteo Renzi al proponer una reforma constitucional que entre otras cosas limitara el poder del Senado y aumentara las facultades del Primer Ministro.

Sin embargo, el pasado fin de semana su propuesta de reforma fue rechazada en las urnas por casi 20 puntos porcentuales lo que desde luego lo obligó a abandonar el Palazzo Chigi, sede del jefe de gobierno italiano.

Al pronunciarse sobre los resultados del referéndum y no sin una buena dosis de humor negro, Renzi sentenció: “queríamos eliminar los escaños excesivos en la política italiana, en el senado, en las provincias y en el gobierno nacional. No hizo falta, la única silla que será eliminada será la mía.” Con esto Matteo Renzi sumará su nombre a los de Silvio Berlusconi, Mario Monti y Enrico Letta, los otros personajes que han renunciado al cargo de Presidente del Consejo de Ministros en los últimos cinco años y el sistema político italiano, si bien seguirá siendo un garante contra cualquiera que pretenda erigirse en dictador también será un obstáculo para cualquiera que pretende simplemente gobernar.