Jubilaciones

 

Cualquier persona con un teléfono inteligente puede tener su propia red de noticias


Mucho antes de Trump los medios de comunicación estábamos temblando.

Y es que, cada vez ha sido más complicado competir en un mundo en el que cualquier persona con un teléfono inteligente puede tener su propia red de noticias, sus opiniones y crear perfectamente su propio centro de información.

Ahora, después de Trump el panorama se muestra mucho más aterrador para los medios de comunicación tradicionales.

Los periódicos más importantes de Estados Unidos y los intelectuales más relevantes primero lo tomaron a broma, después lo criticaron y finalmente dieron una batalla que terminaron perdiendo. ¿Quién influye en quién? ¿Qué valor tenemos en este momento los medios de comunicación y los opinólogos?

Estamos en un momento sin precedentes en la historia del mundo, que sólo podría ser similar a la llegada de la imprenta a nuestra cultura, aunque hasta en ese caso había restricciones ya que cuando se imprimió la Biblia ésta sólo se encontraba en manos de unos cuantos que podían interpretarla, situación que no le permitía al pueblo leerla, ni formar su propia opinión.

Sin embargo, los tiempos cambiaron y ahora las redes sociales permiten que cada uno tengamos nuestra propia Biblia y podamos manifestar nuestra opinión de manera libre e inmediata.

Esta situación ha traído consigo un mal sabor de boca con tintes de fracaso para los medios de comunicación tradicionales, donde la confusión impera al desconocer lo que realmente es importante para los pueblos en este momento.

Y es que, el mundo de inmediatez que ha instaurado el Internet ha terminado por colocarnos a todos en una posición vulnerable y de indefensión. Donde los que trabajamos del otro lado del escritorio nos estamos hundiendo en una necesidad de autocrítica para descubrir y redefinir nuestro papel en estos tiempos.

Aunque aún hay culturas como la japonesa, donde todavía se sigue produciendo el periódico, siendo el país que aparte de China, tiene las mayores ventas en el mundo con más de 9 millones de ejemplares diarios.

Pero curiosamente esas sociedades tienen una manera completamente distinta de protestar por sus temas pendientes, desde el punto de vista del estallido social.

Y entre todo eso es conveniente no olvidar que no es tiempo de cambio, porque el cambio ya pasó. Ahora es tiempo de jubilación para todos aquellos intérpretes, opinólogos y comentaristas de noticias que no hemos podido comprender la dimensión de lo sucedido el 8 de noviembre, puesto que ese día fue la graduación de una nueva era y se delineó la frontera que separará a los que fuimos de los que somos o de los que podremos ser.