La caída de Michael Flynn y la conexión rusa de Donald Trump

 

La salida de Flynn resultó inevitable


La renuncia del general Michael Flynn como consejero de seguridad nacional como consecuencia de la llamada “conexión rusa”, sigue siendo el centro de atención de las miradas de la clase política estadounidense. Como era de preverse, el presidente Donald Trump ha dicho de Flynn que es un hombre fantástico ha sido tratado de manera muy injusta por los medios.

Ha dicho también que la comunidad de inteligencia filtró documentos de manera ilegal como un acto de revancha por la derrota electoral de los demócratas en las elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre y que llevará a cabo una investigación exhaustiva para que los responsables de las filtraciones reciban su justo castigo.

No deja de ser curioso que esto lo diga la misma persona que durante la campaña electoral exhortó a los rusos a continuar con el hackeo que presumiblemente hacían a las cuentas de correo electrónico del Partido Demócrata y de su candidata Hillary Clinton.

En cualquier caso y a pesar del aprecio presidencial, la salida de Michael Flynn de la administración de Trump resultó inevitable y a la luz de los acontecimientos es relativamente sencilla de explicar.

Habiéndose comprobado por los servicios de inteligencia de Estados Unidos que Rusia intervino cibernéticamente en las elecciones presidenciales de Unión Americana, y habiendo el todavía presidente Barack Obama impuesto sanciones a Rusia por haber incurrido en esta conducta, el general Flynn sostuvo contactos y negociaciones con altos oficiales rusos sobre esas sanciones sin contar con cargo ni representatividad alguna y además actuando en franca oposición a los intereses del gobierno de su propio país.

Resulta natural sospechar que dichas gestiones tuvieron que ver con la eventual suspensión de las sanciones una vez que iniciara la administración Trump. Así de grande es el escándalo y así de sencilla la explicación.

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