La corrupción causa atraso y muerte

 

Es un tema que preocupa mucho a cada vez más personas


Hasta hace pocos años, el tema de la corrupción no afligía mucho a la mayoría de los mexicanos. En las encuestas de opinión que se realizaban entonces, las principales preocupaciones tenían que ver con la economía y la seguridad.

Después de todo, las principales prioridades de todo ser humano son, en primer lugar, su integridad física y, en segundo, la protección de su patrimonio.

Hoy, la situación ha cambiado y la mayoría de las encuestas indica que la corrupción es –junto con la economía y la seguridad o falta de ella– un tema que preocupa mucho a cada vez más personas.

Lo anterior no se debe a que la corrupción sea algo nuevo en nuestro país o que los mexicanos de repente nos hayamos dado cuenta de que hay muchos corruptos en nuestra sociedad.

La creciente preocupación que ocasionan los actos corruptos y sus consecuencias para la sociedad es resultado de la casi total desaparición de la censura que durante décadas ejerció el gobierno sobre los medios de comunicación, censura que prohibió que el tema se abordara y discutiera abiertamente en esos medios.

Hasta el 1 de diciembre de 2000 era muy difícil informar y comentar sobre los supuestos o muy reales actos de corrupción cometidos por altos funcionarios, empresarios poderosos, clérigos de alta jerarquía o cualquier persona que gozara de gran poder e influencia. Me consta que las cosas cambiaron desde que Vicente Fox asumió la Presidencia de la República, ya que desde entonces no hay quien se salve de poder ser denunciado públicamente, vía los medios de comunicación, por supuestamente haber cometido un acto corrupto.

Durante los últimos 17 años los mexicanos nos hemos enterado de los delitos cometidos por muchos políticos que fueron poderosos; hemos escuchado las cantidades fabulosas de dinero que algunos de ellos se robaron de las arcas; se nos ha informado de los negocios que al abrigo del poder han realizado diversos funcionarios junto con sus familiares y amigos; se ha difundido cómo empresarios acaudalados han agradecido de diversas formas a los gobernantes, legisladores o juzgadores que de alguna manera los apoyaron para acrecentar sus fortunas; hemos visto cómo la mayoría de los corruptos no es castigada ejemplarmente y sigue haciendo de las suyas.

Tanta información y discusión sobre el fenómeno de la corrupción también ha servido para que el pueblo entienda que los ilícitos de los corruptos contribuyen a frenar de manera importante el desarrollo económico y social del país, y causan la muerte de miles de personas, desde las que se apagan lentamente en un socavón hasta las que terminan en una balacera entre fuerzas de seguridad e individuos que, en un país más justo, desarrollado y honesto tal vez no hubieran elegido seguir el camino de la delincuencia.

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