La corrupción causó el desastre

 

Se dejó en pie edificios y viviendas dañadas


DOLORES PADIERNA

La naturaleza carece de planes, objetivos, metas, y, por lo tanto, no es predecible.

Las políticas públicas y el ejercicio de gobierno, en cambio, deben serlo, máxime cuando se trata de la prevención de riesgos y la protección civil.

En muchos sitios de la Ciudad de México, éstas brillaron por su ausencia, pues se bajó la guardia tras 32 años del sismo de 1985. Se volvieron a dar permisos para edificaciones sin los mínimos estándares de calidad, se dejó en pie edificios y viviendas dañadas, mientras la corrupción siguió haciéndose presente.

A esto se debió el desastre, no a los elementos naturales.

La principal omisión es la falta de publicación del atlas de riesgos para la capital; hasta el momento, dicho documento no se conoce, aunque sea fundamental para la seguridad de los ciudadanos.

Senadora @Dolores_PL