La encuesta de Morena y lo que cuesta

 

Conocer quién es más popular, llegó a su final


La tan llevada y traída Encuesta de Morena, para conocer quién es más popular de los aspirantes a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, llegó a su final.

Logró permanecer en el sigilo, el secreto, la opacidad, el desconocimiento de cercanos y no cercanos a Andrés Manuel López Obrador. A su modo, a su estilo.

La encuesta terminó y ayer se dio a conocer el resultado, sin dejar la sospecha de que estuvo “cuchareada”, o definida por el dedo lopezobradotista. Fue de fe ciega de Ricardo Monreal, Claudia Sheimbaum, Martí Batres y Mario Delgado, quienes en todo momento externaron su confianza plena en los resultados de la investigación.

Claudia Sheimbaum, la que dicen es la más cercana al tabasqueño, lidió con las afirmaciones de Monreal Ávila, quien aseguró un poco imitando a la cabeza de Morena en el sentido de que si salía o no, él se iba del partido. Martí Batres nunca aceptó que hubiera más cercanía de Monreal o Sheimbaum a AMLO. “Todos somos muy cercanos”, sostuvo en todas las entrevistas.

Lo mismo Mario Delgado. Los que mantuvieron el aplomo de frialdad ante el resultado.

Pero todos saben que cuidado con dudar, con afirmar preferencias hacia alguno por parte del Patriarca perdonador de delincuentes; les cuesta la ira tabasqueña y nadie se arriesga.

Con los resultados que se den a conocer, nadie sabrá cuáles fueron las preguntas, las respuestas y la metodología. Nadie conocerá más que los resultados.

La encuesta y lo que cuesta a quienes se perdieron en la aspiración pero tuvieron más que por conveniencia en su carrera política y no en el riesgo de llevarse la ira tabasqueña.

PROSPERIDAD

Ricardo Anaya ya no sabe cómo parar la guerra sucia, el fuego amigo, dicen, o la campaña de la que fue amenazado –según dijo– horas antes de que un diario de circulación nacional publicara en su portada principal que la fortuna de la familia Anaya creció exponencialmente en los 14 años que el también llamado “joven maravilla”, lleva en la política blanquiazul.

Ha explicado que hace 14 años no conocía siquiera a la que es ahora su esposa, ni a sus suegros, ambos exitosos empresarios inmobiliarios, hoteleros y restauranteros en Querétaro y otras entidades.

Ricardo Anaya sostiene que esa guerra sucia es el resultado de la oposición de legisladores del PAN de que no aprobaron el pase automático como Fiscal de la Nación al actual procurador general de la República, el priista Raúl Cervantes.

Sería fiscal por nueve años y podría nombrar a los magistrados que sancionarán actos de corrupción. Y eso no pasó en la Cámara de Diputados. Sin embargo, Ricardo Anaya tendrá que explicar cómo le hicieron sus suegros, esposa y él, para encontrar la fórmula del éxito exponencial en sus negocios.

Anaya afirma que la campaña sucia viene del PRI Gobierno. Otros dicen que es desde dentro del PAN. Entre tanto, a Ricardo Anaya se le compara con el nopal, al que cada día se le encuentran más propiedades.