La falacia de que los terremotos estimulan la inversión

 

La realidad es muy distinta


Continúa la preocupación por los efectos del temblor de mayor magnitud registrado en un siglo en México, registrado la semana pasada. La cifra de muertes a esta fecha se acerca a 100.

Por el epicentro del terremoto, los estados de Oaxaca y Chiapas resultaron los más afectados.

Oaxaca y Chiapas ocupan el primero y tercer lugar en el tema de rezago social que mide el Coneval (respectivamente).

Por ejemplo, en Oaxaca 13.05 por ciento de las viviendas tienen piso de tierra (un signo de rezago social); en Guerrero 13.88 por ciento.

El dato nacional de viviendas de piso de tierra es de 3.55 por ciento (una tercera parte que en estos estados).

La población de 15 años y más con educación incompleta –otro indicador de rezago social– a nivel nacional es 35.2 por ciento del total, pero en Oaxaca es 51.3 por ciento de su población y en Chiapas es 53.2 por ciento.

El municipio de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca ha sido el más afectado de este evento; fotografías del desastre en Juchitán le han dado la vuelta al mundo.

Juchitán tiene 98 mil habitantes, según el Conteo de Población 2015 que realizó el Inegi.

El 51.9 por ciento de la población es mujer. Hay casi 18 mil niños de nueve años de edad o menores, así como cuatro mil 700 personas de 70 años y más.

Hay quien piense que un huracán o una inundación al menos tiene un lado positivo, ya que se invierte en la reconstrucción, lo cual propicia una reacción en cadena y reactiva la economía.

La realidad es muy distinta.

Primero, porque los recursos públicos que se destinan, si bien casi siempre están preparados con anticipación, quitan espacio presupuestal al gobierno para destinar a otros fines que también son urgentes.

Segundo, la reconstrucción necesariamente implica un gasto que se origina por la destrucción; un gasto para la reposición de casas, talleres, fábricas, oficinas, carreteras, puentes, caminos, y todo tipo de bienes.

Finalmente, la baja aseguranza de la propiedad en nuestro país, agrava los efectos negativos de los desastres naturales. Tan sólo tomando como ejemplo los autos, la Condusef ha declarado que solo 27 por ciento de éstos se encuentra asegurado.