La gran prueba

 

La descalificación genérica no va a ser suficiente


El pueblo de México está acostumbrado a estar solo. Pero por muchos enemigos que nos han ido llegando y por algunos comportamientos del sentir colectivo intuyo que frente al poder siempre hemos tenido que admitir que nuestros gobernantes sólo nos acompañan para lo malo y rara vez para administrar nuestra desgracia.

Los sismos, los huracanes y el estado general en el que parece que la furia de los dioses arremetió contra nuestro país, han provocado muchas lágrimas, mucha destrucción, más miseria y más necesidades. Aunque también está significando una magnífica ocasión para ver de qué están hechos los gobernantes.

En el caso de Mancera es muy importante observar cómo ha manejado la crisis, porque si bien un sexenio es mucho tiempo, no es nada comparado con los años en los que la Ciudad de México fue una ciudad sin ley, en el sentido de que sólo los más poderosos podían construirse casas que resistieran los temblores.

Ahora es conveniente para los partidos que aspiran a ganar sobre la base de que ellos no son corruptos, observar todo lo que está pasando, porque hay que reconocer que tanto el Gobierno Federal, como los de Oaxaca, Chiapas y la Ciudad de México han sabido administrar, aunque con ciertos matices, esta catástrofe.

Cuando se practican el engaño, el robo y el abuso por sistema se crea escuela y los pueblos terminan por aprender. Y es que se nos olvida con frecuencia que los gobernantes que tenemos y los que rechazamos por antiéticos son nuestros primos, nuestros hermanos, nuestros padres e inclusive hasta somos nosotros mismos.

No quiero meter la mano en el caso Sheinbaum que iba a toda velocidad camino al cielo simplemente porque Andrés Manuel la había elegido, asegurando que ella era ideal para gobernar las necesidades de la pobreza de la CDMX y para hacer justicia. Cosa que honestamente, más allá del grado de fanatismo que signifique esta campaña, yo creo que sí sucedería si llegara a ganar la elección.

Pero en cualquier caso el catastrofismo y la descalificación genérica no van a ser suficientes frente a una inteligente administración de la crisis.

Por lo tanto, estamos ante una gran oportunidad que muchos podrían aprovechar, y no sólo me refiero al PRI, o a que la administración de esta vicisitud le puede dar a Mancera puntos que podrían resultar decisivos en la elección presidencial; sino que por primera vez se podría transmitir una administración de la crisis que no sea condenable, desechable y lamentable.

Porque ahora después de los derrumbes, de la muerte y de la desgracia, además tenemos que presenciar el bochornoso y zopilotesco espectáculo en el que se roba hasta en la tragedia de las víctimas.

@antonio_navalon