La madre de todas las batallas

 

En pocos días conoceremos el resultado de la elección de gobernador más publicitada y reseñada


Nunca como en esta ocasión la elección de gobernador en el Estado de Mexico se había convertido en el preludio de lo que será la elección presidencial. Hasta ahora el dominio del llamado Grupo Atlacomulco ha sido mítico porque es la organización política más relevante en el país, el grupo más cohesionado y el que detenta el mayor poder económico de toda la estructura tricolor. Para decirlo de otra forma, el peso del Atlacomulco es mayor que cualquiera de los sectores u organizaciones.

Muchas cosas se afirman de quienes lo forman y conforman, pero es un ente que pese a que tiene liderazgos muy identificados y la distribución de las cuotas de poder se realiza de forma secreta y efectiva, solamente sus miembros conocen sus alcances y las ligas que siempre han mantenido con el sector económico y productivo del país. Es más, después de la derrota del 2000, fue el único que tuvo capacidad para reorganizar a la militancia en la mayor parte de las entidades federales.

La “Fuerza Mexiquense” se dio a la tarea de apoyar a las estructuras locales en las elecciones de gobernadores y de presidentes municipales en casi todo el país, hasta convertir al tricolor en la mejor opción después de dos oscuras y poco exitosas administraciones blanquiazules. El hurto de más de 260 mil millones de dólares de excedentes petroleros en el gobierno de Vicente Fox, y la guerra contra el crimen organizado de Felipe Calderón, terminaron por sepultar las posibilidades de Josefina Vázquez Mota en 2012.

Enrique Peña Nieto, el joven gobernador mexiquense, se convirtió en el símbolo de esa recuperación y encabezó el milagro del regreso después de los negros augurios que vaticinaron la desaparición del dinosaurio. La estructura de comunicación más exitosa de la historia política del país lo hizo posible 12 años después. Por desgracia el gobernador mexiquense no cumplió con las expectativas, y pese a las cifras positivas en algunos rubros, la corrupción se colocó muy por encima de los éxitos.

En pocos días conoceremos el resultado de la elección de gobernador más publicitada y reseñada por los medios de comunicación. También habrá que decir que es la que pudiera decidir el rumbo de la elección presidencial del siguiente año. Las cuatro principales fuerzas políticas del país se juegan en esta ocasión gran parte de su futuro. Las oposiciones saben que ganarle al tricolor en el Estado de México les abre inmensas posibilidades en 2018.

Si el PRI conserva el gobierno, tendrá capacidad de negociación en una posible alianza opositora al frente que conformará Andrés Manuel López Obrador. De lo contrario, será comparsa de la posible alianza que estructuren panistas y perredistas. Para decirlo de otra forma, la unión entre PAN y PRD no tendrá la fuerza suficiente para ganarle al tabasqueño.

Necesitarán a los tricolores y a sus satélites. El problema será definir a la figura que los encabece. Al tiempo.