La miseria diaria

El ex director de Pemex, Emilio Lozoya. Foto: Cuartoscuro
El ex director de Pemex, Emilio Lozoya. Foto: Cuartoscuro 

El caso Lozoya le da otro golpe bajo al nivel de aceptación del Gobierno


Hace tiempo que comenzaron los rumores, yo confieso que no los creía, es más, si usted me hace el favor de leerme recordará que hace unos meses fui uno de los que dijo que todo era muy exagerado como para ser verdad que Emilio Lozoya fuera el hombre de Odebrecht en México.

Hace mucho tiempo que los brasileños son un punto y aparte.

De hecho en América Latina había dos grandes escuelas de diplomacia, Itamaraty en Brasil y Tlatelolco en México. Y no importaba cuántos golpes de Estado y crisis económicas tuvieran que arreglar los brasileños, o cuántas clases políticas y crisis tuvieran que enfrentar los mexicanos, porque había una garantía de tener unos Estados que contaran, por lo menos en el mundo diplomático, con una tecnocracia eficiente.

Después llegó el momento en el que como consecuencia de diferentes transformaciones, la nuestra que llegó en el 2000 con el cambio de poder en Los Pinos y la de los brasileños que empezaron a difundirse como un subcontinente triunfador y próspero; fuimos arrinconando a las personalidades más importantes en lo que significa la personalidad de los países.

Lozoya está relacionado con ambos aspectos, no sólo porque ahora es señalado de acuerdo a lo que informó el diario brasileño O’Globo, como uno de los destinatarios de los innumerables sobornos de Odebrecht, sino porque además su herencia familiar a través de su padre lo llevó hacia la escuela de Tlatelolco.

Y es que, Lozoya Austin con el respaldo de su padre pudo haberse convertido en lo que quisiera, por ejemplo en canciller en vez de Meade, aunque fue Videgaray el que lo impidió.

Pero eso sí, logró ser un hombre que desde Davós y Moisés Naím llegó a escalar lo más alto de las posiciones empresariales y políticas en nuestro país convirtiéndose en director de Pemex.

Ahora habrá que esperar el desarrollo de la investigación, porque una de las cosas que carga el diablo como las armas son los testigos protegidos y en esta bacanal de la denuncia cualquiera puede señalar a quien sea.

No digo que sea inocente, pero tampoco hay que inculparlo sólo por haber sido director de Pemex.

Aunque entre todo eso hay algo que es verdad, y eso es que los brasileños y los estadounidenses están calentando los plomos del panorama político latinoamericano donde ahora este México, el del sexenio de Peña Nieto, el del otro PRI, el del fin de los candados y el que se busca en medio de esta espantosa crisis de credibilidad; el caso Lozoya le da otro golpe bajo al nivel de aceptación del presente Gobierno.

¿Acaso nadie nos va a ahorrar un triste espectáculo que nos haga darnos cuenta de que ahora todo son miserias?

@antonio_navalon