La preocupante expansión de la ultraderecha alemana

 

Expresiones sectarias, ultranacionalistas e intolerantes representan un peligro para la sociedad alemana


El domingo pasado en la ciudad de Chemnitz, ubicada en el oriente de Alemania, durante un festival callejero surgió un conflicto que derivó en el asesinato por apuñalamiento de un alemán de 35 años de edad y en el hecho de que otros dos connacionales resultaran gravemente lesionados. La policía alemana arrestó a dos sospechosos de haber cometido el crimen, uno de nacionalidad siria y el otro iraquí.

Este hecho desencadenó escenas grotescas de persecución xenófoba en la ciudad y de expresiones racistas y violentas en las que ultranacionalistas alemanes hacían responsable del lamentable crimen a toda la comunidad siria, o bien a toda la comunidad iraquí, o bien a toda la comunidad de individuos que no fueran étnicamente alemanes puros, si es que tal descripción es posible de ser utilizada.

La reacción violenta de los ultranacionalistas y de los neonazis ignora un hecho incontestable y que tiene que ver con que el aumento de la migración en Alemania no ha sido acompañado, ni mucho menos, de un aumento en los índices de criminalidad, sino incluso al contrario. Las cifras de criminalidad en ese país de Europa occidental han disminuido en los últimos años y la incidencia criminal entre migrantes no representa una amenaza para la sociedad, independientemente de lo que haya ocurrido en el incidente particular de Chemnitz.

Fue por todo lo anterior que la canciller alemana Angela Merkel rechazó enfáticamente las expresiones de odio que se han presentado en los últimos días. Expresiones sectarias, ultranacionalistas e intolerantes que, estas sí, representan un peligro para la sociedad alemana y para la estabilidad de su sistema democrático en el que impera la primacía constitucional y un régimen de derecho en el que se respetan las garantías individuales. El odio sí es una amenaza para Alemania, los migrantes no.