La transformación…

FOTO: CUARTOSCURO.COM 

Cuando se conoció el aplastante triunfo de Andrés Manuel López Obrador la alegría de unos y la frustración de muchos, se convirtió en un campo de batalla verbal en donde las únicas armas que nunca se usan son las de la razón y el entendimiento. Hasta ahora, cuando la sugerencia más repetida es “supéralo” asestada […]


Cuando se conoció el aplastante triunfo de Andrés Manuel López Obrador la alegría de unos y la frustración de muchos, se convirtió en un campo de batalla verbal en donde las únicas armas que nunca se usan son las de la razón y el entendimiento. Hasta ahora, cuando la sugerencia más repetida es “supéralo” asestada por una y otra parte.

En medio, además de insultos, las falacias, las suposiciones y las versiones que se lanzan al aire “nomás porque lo digo yo”. Esta semana con autoría de un colega al que le reputo gran sabiduría política, una formación académica muy sólida y una carrera periodística sin tacha, patrocina en las redes una fotografía en la que distingo al presidente Enrique Peña Nieto, a sus secretarios de Estado y muchos gobernadores comprobadamente pillos, algunos bajo juicio legal, otros bajo el juicio del tribunal popular.

Como cabezal, una cifra: 98 billones de pesos 300 mil millones y luego fracciones menores. El monto mencionado resulta impensable pero se atribuye al robadero de todos los que están en la gráfica. Nada más 98 millones de millones…

Nunca generalizar, es una de las recomendaciones que se hacen en periodismo: no lo hagas y como bien anota Miguel Ángel Granados Chapa en su decálogo, no escribas lo que no puedas sostener cara a cara.

No es lo único. Con juicios de valor personales, piden la cárcel para Peña Nieto. No ha sido el mejor presidente del país, ni el más patriota, cierto, y bajo su tutela ha cundido la impunidad que se expresa en sujetos paradigmáticos como Javidú y su tonta esposa que es capaz de escribir como tarea escolar una libreta completa con la expresión de “merezco abundancia”.

De eso, a condenarlo a 100 años de prisión, a pedir que lo desaparezcan, me parece excesivo. Misma cuestión que se aplica con el rigor de macho mexicano a la maestra Gordillo en tanto todos miran de lado cuando se trata de Carlos Romero y su tramposísima reelección y de Víctor Flores, su inexistente ferrocarril y los ciento de millones de pesos con que arrambla anualmente.

Mis amigos, ¡qué triste! bajaron del Olimpo del pensamiento, se alejaron de la aventura de la verdad y se sumaron a las huestes de los opinadores per sé. Menciono sólo un caso porque me parece monstruoso principalmente en la pluma de un hombre tan respetado, admirable por muchas razones y autor de un comentario periódico acertado en el que, por cierto, nunca aparece tal cifra.