Las alarmas

 

Las Fuerzas Armadas tienen la obligación de tomar medidas ante una grabación


El video del tiro de gracia durante el operativo militar en Puebla recorre el mundo entero.

No hay Ejército, Policía o Fuerzas Armadas que puedan garantizar al cien por ciento el comportamiento de sus elementos en una confrontación.

Sin embargo, todos ellos sí tienen la obligación ante a una grabación como esa de anticiparse y tomar las medidas necesarias para aislar el fenómeno, para aclararlo o para explicar por qué.

Nos consta por las declaraciones y las actuaciones que ha tenido el general secretario Salvador Cienfuegos, que hay poca permisividad frente a esas situaciones.

Pero también nos consta que este aplazamiento continuo para tomarnos en serio la cuestión militar ha ido generando unas heridas profundas en forma de cartas publicadas hasta en redes sociales –de momento apócrifas– en las que los miembros del Ejército reclaman que ellos no se prepararon como militares para esto.

La tarde del lunes pasado en la Catedral Metropolitana –donde Agustín de Iturbide un día fue coronado como el emperador de México– fue apuñalado un sacerdote por un hombre presuntamente francés.

El gobierno de la Ciudad de México debe ser rápido y cauto, porque todavía no realiza las lecturas que puedan convertir esta situación en un problema nacional. Y es que, ¿cómo vamos a solucionarlo el día que la siguiente noticia sea que un ciudadano francés apuñaló a un sacerdote al grito de Alá es grande? Están pasando muchas cosas que de manera específica son muy importantes, pero que analizadas en su conjunto ponen a prueba la consistencia y la capacidad de seriedad de nuestras instituciones y de nuestra sociedad.

Tener un pueblo resignado que lo aguanta casi todo, no quiere decir que México puede dejar de ser cuidadoso respecto a la manera en la que se proyecta. Y es que, nuestro país tiene que ser consciente de que más allá del resultado de una elección o del posible cambio de partido político en el gobierno, se están encendiendo las alarmas sobre cuánto, cómo y hasta dónde somos confiables como sociedad.

Se podrá decir que un grano no hace granero, pero respecto al tema del video recordemos que no es el primero y aceptemos que tenemos un problema.

Y en cuanto al francés con barba que apuñaló a un sacerdote en nuestra catedral, nos da una importante señal de que un fenómeno frente al que nos sentíamos ajenos ahora nos puede empezar a vulnerar.

La Ciudad de México tiene un problema de seguridad y más vale que el gobierno sea capaz de aceptarlo y arreglarlo, puesto que ellos son los más interesados en explicar si es un loco, un asesino o cualquier cosa menos un yihadista.

Twitter @antonio_navalon