Lecciones para un pueblo

 

Vivimos tiempos oscuros y de confusión


Hubo un momento en el que votar era un regalo, así como lo era alcanzar la mayoría de edad y poder elegir sobre tus preferencias como si el Estado te considerara respetable y honorable, y en vez de limitar tu libertad la impulsara.

Sin embargo, ahora la democracia en México es nerviosa pero no por ser joven, sino por insegura y porque todos los gobernantes tienen miedo. Un miedo que no se deriva del hecho de que el pueblo no vote –que les debería de importar–, puesto que aquello que realmente les importa es todo lo que va a pasar con sus crímenes si ese pueblo no los elige.

Terminó el proceso electoral previo al 2018 y todo está clarísimo. Soy un demócrata y creo fervientemente que un voto hace la diferencia, pero al mismo tiempo soy un demócrata antiguo y creo que en el poder es muy importante tener legitimidad.

De acuerdo a las instituciones electorales, Alfredo del Mazo ganó con 33.7 por ciento de los votos emitidos en el Estado de México. Sin embargo, si cotejamos esos votos que obtuvo el candidato priísta frente a la lista nominal que sufrió un abstencionismo de 47.5 por ciento, podemos concluir que el nuevo gobernador del Edomex estará dirigiendo esa entidad realmente con 17.2 por ciento de los votos que se esperaban.

Si ese es el modelo que quiere para México el gobierno federal y el PRI “triunfante y victorioso”, entonces ¿eso significaría que para el 2018 buscarán posicionar a un presidente aunque éste obtenga menos de 20% de los votos que se esperan y que corresponden a la lista nominal del país?

En ese sentido, francamente no veo preocupación ni inquietud por luchar contra la abstención. Por lo tanto, exijo y pido comprender a los votantes más jóvenes, esa generación mejor conocida como millennials en la que todo es para ellos sin que nadie sepa muy bien qué es lo que quieren, suponiendo que quieran algo.

Y es que, no se sabe si votan, si no votan, si les interesan las campañas o si su condición de millennial es superior a la condición de ciudadano.

Vivimos tiempos oscuros y de confusión, pero sobre todo vivimos tiempos en los que el mal menor proyecta a un país con representantes políticos mediocres basados en la abstención y el fracaso.

Y como dijo el gran referente de Atlacomulco, el creador de las fuentes del poder moderno para los mexiquenses, el profesor Carlos Hank González: “un político pobre es un pobre político”.

Pues bien, más allá de la lana y de la admiración qué hay que sentir por gente que se sabe administrar tan bien, hay que reconocer que una democracia raquítica, nerviosa e insegura está tan vacía como un árbol sin savia; es decir, no tiene pulso y la sangre de la ilusión del cambio ya no riega las venas del sistema.

@antonio_navalon