Leyendas sexuales. Sexo restringido

 

Las creencias no son sólo las de inspiración cristiana


Hoy, en pleno 2017, resulta que los derechos sexuales sí pueden tener marcha atrás. Tantos años de lucha, tantos argumentos, tanta ciencia y tanto poner el tema sobre la mesa para que venga el gobierno de Donald Trump y empiece a minar todo lo que se había logrado en libertad reproductiva y derechos sexuales.

En los primeros días de octubre, la administración de Estados Unidos lanzó una normativa que amplía los alcances del concepto libertad religiosa, con dedicatoria especial para las y los empresarios, lo cual repercutirá directamente en lo que estos le ofrecen como prestaciones, y más allá, le permiten hacer a su personal.

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A fin de aterrizar el tema, diré que hace unos meses viajé a Estados Unidos y, a la vieja usanza, investigué dónde podía comprar artículos que no encuentro en México –concretamente, materiales y herramientas para manualidades–. Por pura casualidad, googleando los nombres de tiendas especializadas, me encontré con que una de las más famosas, llamada Hobby Lobby, había llegado hasta las Cortes con el propósito de “defender su derecho” a no incluir métodos anticonceptivos en el seguro de salud que ofrece a sus empleadas. ¿La razón? Sus dueños son de religión cristiana, doctrina que se opone a los métodos científicos de control de la natalidad.

La tienda ganó el juicio, que se llevó a cabo todavía durante la administración de Barack Obama, argumentando que dar esas prestaciones atentaba contra sus creencias. Cabe recordar que en Estados Unidos no existe un sistema de salud pública, es decir, hasta el más pequeño analgésico tiene que salir de los bolsillos de la persona enferma. Con semejante antecedente, la tienda departamental salió automáticamente de mi lista de compras.

Lo que sucederá con la nueva normativa es que las empresas (de todos tamaños) del país podrán evitarse la pena de entablar juicios y alegar que tal o cual conducta va contra su libertad de creencias. Por si no fuera suficiente el atentado contra el derecho a la salud que significa negar métodos anticonceptivos a quienes los necesiten, piensa qué pasará cuando las empresas empiecen a despedir a sus empleados que vivan, por ejemplo, en unión libre. Los empleadores no tendrán que dar explicaciones a fin de, otro ejemplo, establecer códigos de vestimenta (algunas vertientes religiosas las limitan a faldas largas para las mujeres y traje para los hombres).

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Ya ni qué decir de la autorización tácita para despedir o evitar contratar a personas gays, lesbianas o transexuales, puesto que esas identidades van en contra de muchos credos. ¿Qué seguiría? ¿Empresas que prohíban los matrimonios interraciales? ¿Corporativos que descarten a quienes usen vestimenta étnica como la hindú o la africana?

Por desgracia, este tipo de medidas van en la misma línea moralmente conservadora que ya había iniciado Donald Trump al cortar los fondos públicos para organizaciones que practicaran abortos en los estados donde es legal. Cabe decir que muchas de estas mismas organizaciones también se dedican a proveer de anticonceptivos a bajo costo a las personas que menos recursos tienen.

Lo que no me queda claro es si el presidente caucásico-bronceado está consciente del arma de doble filo con la que juega. Tal vez está perdiendo de vista que las creencias no son sólo las de inspiración cristiana ni sólo las del hemisferio occidental. ¿Cómo reaccionará cuando los musulmanes quieran poner en práctica la libertad para defender su credo? ¿Será tan cínico como para inclinar la balanza a discreción? Por desgracia, creo que ya sabemos la respuesta.

* Periodista especializada en salud sexual. @RocioSanchez

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GG