Leyendas sexuales. Sexy Halloween

 

Los disfraces hospitalarios nunca pasarán de moda


Siempre me he preguntado por qué en las fiestas de Halloween muchas mujeres eligen disfraces reveladores con poca tela. No importa si es una bruja, una enfermera o una payasita de circo, el común denominador son los grandes escotes, las minifaldas y las figuras entalladas.

Mi teoría es que solamente al fingir ser alguien más, a esas mujeres se les “permite” mostrarse sexys, y ellas mismas compran ese boleto, pues cuando alguien les diga que  enseñan demasiado siempre pueden decir que es sólo un disfraz. Toda esa situación es triste porque nos habla de muchas ideas que giran alrededor del género: lo que está permitido y lo que no, lo que es correcto y lo que no y lo que una mujer puede hacer todos los días o sólo en una fecha determinada.

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Sin embargo, este año he decidido dejar de lado esa lectura crítica y aceptar que, sea por el motivo que sea, los disfraces femeninos sexys son los reyes del Día de Brujas. Aunque sería divertido darles un giro inesperado para estas fiestas. Muchas parejas acostumbran disfrazarse en pares, así que lo justo sería que ambos tuvieran disfraces sexys en esta ocasión. ¿Que él está demasiado flaco, demasiado panzón o demasiado flácido? Ni modo, ahí está la diversión, y ahora sí que debe exigirse equidad entre los sexos.

Si ni tú ni tu pareja tienen cuerpos de modelo, no todo está perdido, hay atuendos diseñados a fin de crear ilusiones ópticas y mejorar la silueta de quien los porte. Al menos, hay algunos que serán tan llamativos que probablemente la gente ni se fije en las lonjitas que anden por ahí. El más obvio de estos ejemplos es el vestuario tipo leather, es decir, el que utilizan las personas dedicadas al sadomasoquismo. Imagina a ti y a tu pareja enfundados en prendas negras y entalladas, agrégale arneses, collares con correa y gorras tipo policía. Si quieren ser realmente atrevidos, esta puede ser una opción. Eso sí, recuerden que en las parejas sadomasoquistas uno manda y el otro obedece, así que ustedes decidirán quién es quién.

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Otra opción es ir vestidos como concursantes de fisicoculturismo (considerando que no ha hecho tanto frío estos días). No necesitarán más que un par de trajes de baño, una crema bronceadora y varios trucos de maquillaje que simulen (o remarquen) la musculatura impresionante de esas personas. Ustedes deciden qué tanto quieren enseñar, pues aunque los fisicoculturistas usan diminutas tangas, tal vez no quieran ser tan explícitos y en ese caso los bañadores estilo competencia de natación funcionarán bien.

Los disfraces hospitalarios nunca pasarán de moda, así que en esta ocasión la enfermera sexy puede ir acompañada de un doctor igual de sensual. Lo único que se necesitará es que el susodicho se ponga unos pantalones muy entallados (de piel, quizás) y se presente sin camisa y con una bata blanca sin abotonar. Por supuesto, el estetoscopio será un accesorio indispensable para que el galán no corra el riesgo de ser confundido con un carnicero o vendedor de pescados.

Disfrazarse en Halloween se trata de pasar momentos divertidos creando el disfraz, pero también usándolo durante la fiesta e, idealmente, llegando con él a casa con el propósito de continuar con la diversión, porque la fiesta no tiene por qué terminar cuando se apagan las luces. El juego de rol suele darse sólo en la recámara, sin embargo, en esta ocasión puede empezar desde el momento en que los involucrados sean el centro de las miradas en una reunión. Sólo quedan unos días así que es tiempo de pensar qué otros personajes pueden ser sexys y divertidos a la vez.

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GG