Lo que dejaron las precampañas

 

Lo que estimula es la economía directa de las personas de a pie


¿Las precampañas electorales qué dejaron de positivo para la economía? La pregunta no es ociosa. Y la respuesta tiene varias aristas. En mucho lo que estimula es la economía directa de las personas de a pie.

La gente que reparte la propaganda, la que pinta bardas, los diseñadores, y cientos de negocios que se encuentran alrededor de los precandidatos son parte del engranaje de la economía.

No sólo se trata de transparentar los bienes de cada candidato. Sino también se debe fiscalizar el dinero público utilizado para los gastos que las campañas exigen. Además de que las propuestas en materia económica lanzadas por cada abanderado son factores determinantes a la hora del sufragio.

Por vía de mientras ya se reactivaron varios sectores. Aunque es temporal, lo que se percibe es que hay dinero entre los ciudadanos que participan directa e indirectamente en este proceso.

Lo que ahora corresponde a los posibles candidatos a los distintos cargos de elección popular es mostrarse cercano a la gente y no sólo dar posibles soluciones a los problemas cotidianos de la misma ciudadanía; sino comprometerse para conseguir resultados palpables.

Y es que según los estudios que se han hecho, en esta díada (eleccioneseconomía) se detectó que a medida que se acercan los comicios se produce una desaceleración de la inversión pública como porcentaje del PIB, así como una ligera aceleración de los gastos corrientes.

Sin embargo, en las economías avanzadas, que son democracias más antiguas y disponen de instituciones relativamente más sólidas para garantizar una planificación, asignación y ejecución eficiente de la inversión pública, ésta alcanza su punto álgido en un momento muy posterior del ciclo electoral y su desaceleración es menor.

En nuestro país muchas de las propuestas de corte económico tienen que ver con regalos y las promesas de mejoras económicas, becas, incrementos de salario y precios regulados de la canasta básica. El punto crucial es que se llega a un desgaste natural de las propuestas y todo se queda en la agenda de dádivas a los electores.