Los cínicos…

 

No existe un proyecto que pondere el bien común ante beneficios personales


…t al es el comportamiento de los votantes que apenas discuten si acudirán a las urnas o si verán cómo se conforma, una vez más, el gobierno gracias a la ausencia de ciudadanos comprometidos.

Por el libertinaje en las redes, sabemos que todo mal en este país lleva los colores de la bandera y se llama PRI. Se olvida, como alguna vez lo mencionamos, que los “exaltados” críticos de ese instituto político formaban parte del que llamábamos “Gobierno de la Revolución”.

No creo en nuestra democracia, no creo en el buen juicio de las multitudes, como demuestra el uso de las redes, con el pensamiento ausente por las reacciones del hígado, para presumir nuestro odio contra quienes, me parece, seguirán gobernando al país.

En un repaso a nuestra modernidad democrática, sin apelar a frases afortunadas que pasan a la historia como “la dictadura perfecta”, “la Presidencia Imperial” y otras más, llama a la curiosidad que los más acerbos críticos en alguna etapa trabajaron en las estructuras de gobierno. Algunos como políticos y muchísimos de los que hoy se desgarran las vestiduras y lanzan toda suerte de anatemas contra los tricolores, en algún momento colaboraron con el gobierno unipartidista.

No había de otra. Si querías librarte del yugo tricolor, tenías que emigrar a confines lejanos. Lo hicieron los viejos comunistas que regresaban a pelear su derecho a participar en política abierta y legal, y que, al final del camino, se fueron enchufando. Unos, vía burocracia y el resto medrando en los nacientes partidos que resultaron oportunistas, aprovechados y nada honestos.

Sin un repaso elemental a la historia reciente, han creado un coro que coincide en que el retorno de los priistas al gobierno significa creciente corrupción e impunidad, por lo que hay que impedir que los tricolores sigan en el poder. Obvian que el PRI es la escuela de cuadros políticos; los partidos entre sus dirigentes tienen egresados de tal centro de adiestramiento. Con sus vicios y virtudes, si las hay.

Lo evidente es que en este país de cínicos no existe una ideología, un proyecto que pondere el bien común ante beneficios personales. Lo vemos con claridad conforme avanzan las precampañas con quienes pelean la Silla del Águila, soltando ocurrencias.

Estas serán las elecciones más complicadas en la historia nacional, a pesar de que las ocasiones anteriores se resolvieron con las armas en la mano. Pero esa es historia antigua, pertenece al anecdotario y nadie esperaría que eso sucediera ahora. Aunque, sin duda, está ocurriendo…