Los partidos no aprenden

 

Chiapas es un estado tan ligado sentimentalmente a nuestra vida


Chiapas es un estado tan ligado sentimentalmente a nuestra vida no sólo por sus riquezas naturales, por su enclave en la cultura y en la civilización maya o por su componente indígena, sino porque además es nuestra puerta hacia la frontera sur.

Sin duda es una frontera complicada por donde los que tienen más hambre que nosotros –y eso ya es mucho decir–, menos desarrollo y menos posibilidades que nosotros, pasan por nuestro territorio para tratar de encontrar una vida mejor en el infierno del norte, donde buscarán más oportunidades que por desgracia en sus países no encuentran.

En ese sentido, creo que es justo y necesario reconocer el gran papel que el Instituto Nacional de Migración ha desempeñado en la frontera sur. Y es que, hace seis años no sólo era un coladero por donde se pasaban todos los que querían ir al imperio del norte a través de “La Bestia”, sino también era un infierno sobre nuestra propia conciencia y moralidad como país en relación con los abusos que se producían en contra de los inmigrantes.

Ahora, con la renuncia del dirigente del Partido Verde en Chiapas, Eduardo Ramírez, y de 14 diputados del mismo partido, en protesta por el acuerdo para formar coalición con el PRI en la elección de la gubernatura y favorecer la candidatura de un militante tricolor; me doy cuenta no sólo de que la historia es recurrente, sino que realmente el poder te vuelve sordo.

El actual gobernador chiapaneco viene de una alianza con el PRI y es un hombre que conoce bien los costos que eso trajo consigo.

¿Acaso ahora son inviables los partidos que buscan avanzar solos? ¿Van a extinguirse porque forman parte de un modelo que la historia ha superado? Al parecer sí.

Y una de las cosas que veo con claridad, es que tras el 1 de julio – independientemente de quién resulte ganador–, no sólo habrá un nuevo presidente, una nueva Cámara de Diputados y un nuevo Senado, entre otros tantos cargos que serán renovados, sino que me temo que también habrá un nuevo mapa de expresión política en el país.

Siendo así, el riesgo es que los partidos que no entiendan la crisis tan profunda por la que están atravesando, perderán mucho a manos de alguien que no sólo puede ganar la Presidencia, sino que según las circunstancias puede acabar teniendo una ganancia que ninguno estaremos disfrutando.

Este momento tan complicado que están viviendo los partidos debe tener una salida, o la enfrentan y se modifican desde adentro para que sigan siendo un instrumento de representación pública, o sencillamente el rechazo público los va a llevar el 2 de julio al borde de la crisis total.