México, parchado

 

La falta de conciencia de muchos servidores públicos es inaudita


El día de hoy RefleXiono sobre… Es muy triste tener que reconocer la calidad superior de las carreteras gringas versus las de nuestro país. Pero lo más triste es que las materias primas y la mano de obra son las mismas. Entonces, ¿qué hace la diferencia? La respuesta es que aquí existe una muy mala planeación en nuestras obras y una pésima ejecución.

Cuando uno las transita se siente que fueron hechas de manera apresurada. En México, lo importante –parece ser– es inaugurar carreteras, sobre todo en tiempos electorales; en cambio, en el norte se preocupan por el tiempo que vaya a durar el camino. Lo peor es que los gobiernos lo único que buscan ante la opinión pública es justificar por qué quedó tan mal después de que pasa algún infortunio. Y si usted pretende pasar una caseta de peaje tendrá que esperar a que el tag funcione o que el lector no esté dañado. En cambio allá ponen un tag que no requiere ni siquiera bajar la velocidad.

Si me contestan que es porque allá tienen más presupuesto yo le diría que hay que hacer la comparación de lo que aquí se paga por la concesión y se dará cuenta de que con el ingreso que se tiene en estas vías contra lo gastado e invertido por las concesionarias, el precio es un abuso. Esto estaría perfectamente justificado si tuviéramos autopistas de primer mundo, que es lo que pagamos actualmente.

Nuestras carreteras, muchas de nuestras ciudades, cantidad importante de obra pública, etcétera, se han convertido en objetos parchados que fueron construidos con el espíritu de atender de manera apresurada alguna demanda de servicios pero que no costaran mucho y tuvieran mucha raja política para justificarlos.

La falta de conciencia de muchos servidores públicos es inaudita, porque no se trata de cuánto les dieron por una obra sino de la calidad de obra que se hizo en beneficio o perjuicio de la sociedad.

El crimen grave no es recibir prebendas, sino recibirlas en perjuicio de una población harta de tanto cinismo y de la falta de conciencia de seudoservidores… ADIÓS…