Misiles, la compra inútil

 

¿Por qué México paga 100 millones de dólares por misiles que no necesita?


El mismo gobierno que se niega a reconocer la realidad de que México atraviesa por un conflicto armado no declarado, el que promete que dentro de tres meses y medio va a dejar a un país en paz y no colapsado por múltiples violencias (aunque las cifras de la criminalidad estén en el más alto nivel de la historia), ha decidido trasladar los métodos punitivos de su guerra inútil contra las drogas, pero ahora en altamar.

Al menos ese pretexto se ha esgrimido para que, en la agonía del sexenio, México adquiera, de momento, ocho misiles de crucero, lanzadores y equipo complementario para embarcaciones de guerra, venta por 41 millones de dólares que, como ya es inveterada costumbre, se aprobó y anunció en Estados Unidos.

Nuestro país no había adquirido antes material bélico de ese tipo en su historia.

En aclaración no pedida, para sosegar algún ánimo exaltado, el Departamento de Estado de EU expresó que esta transacción “no altera el balance militar de la región, no requiere de algún enviado especial a México y no tendrá impacto adverso en las capacidades (bélicas) de Estados Unidos”.

Eso es más que obvio, pero desde enero pasado, cuando por vez primera se tocó el tema, el Departamento de Defensa apuntó hacia el punto fino, hacia el trasfondo de esta venta de armas que parecería absurda para un país que no participa en algún conflicto armado ni está amenazado por alguna potencia extranjera o un país vecino y que también está geográficamente lejos de confrontaciones armadas internacionales: esta adquisición de misiles “respaldará la política exterior y la seguridad nacional de EU, al ayudar a mejorar la seguridad de un socio estratégico”.

Raytheon, desde Tucson, Arizona, es la empresa que se perfila para consumar la venta. Para este tipo de transacciones se ha empleado ayuda de la Iniciativa Mérida. No se explica si este será el caso, pero la cantidad anunciada en enero llegaba a 98.4 millones de dólares. Es decir, habrá más compras. Antes se apoyó a la Marina y a la Secretaría de la Defensa con tanques y helicópteros de ataque Black Hawk, que esas dos instituciones poseen, al igual que los tuvo antes la Secretaría de Seguridad Pública Federal, que volverá a fundarse sacándola de la estructura de Gobernación, donde ahora se aloja.

¿Por qué México paga 100 millones de dólares por misiles que no necesita?, se preguntaban expertos en seguridad nacional y Fuerzas Armadas. Uno de ellos, Guillermo Garduño, sospechaba que, además de tecnología obsoleta, desecho de otras guerras, la compra terminaba por ser el retrato de “una integración subordinada de los militares mexicanos al Comando Norte de EU”.

Aunque el presidente Donald Trump se dedica a declarar contra los inmigrantes, a criminalizar a los mexicanos como seres violentos y violadores, miente y se queja constantemente del “abuso” de nuestro país porque, según él, logra enormes beneficios dentro del TLCAN a costa de Estados Unidos, en cambio no expresa críticas respecto del trato entre militares de ambos países, pues le resulta cómodo a la potencia: Washington impone su agenda y sus designios sin oposición a la vista, como parece ser el caso de la venta de misiles y lanzamisiles, torpedos, municiones y equipo bélico de tierra, mar y aire para un vecino que le ayuda a preservar su perímetro de seguridad.

México tendrá “mejores capacidades de defensa efectiva en rutas marinas críticas”, anunció la potencia. ¿Sólo contra el tráfico de drogas por mar?