Naufragio

CIUDAD DE MÉXICO, 14JULIO2016.- Mariana Gómez del Campo Gurza y Silvia Guadalupe Garza Galván, senadoras del PAN visitaron el Verificentro número 953, ubicado en la avenida Álvaro Obregón en la colonia Roma donde acudieron a verificar su vehícuo y resaltaron que hay muy pocos verificentros abiertos en la ciudad de México para que los capitalinos vayan a verificar su automóvil, las legisladoras resaltaron que propondran un punto de acuerdo para evitar actos de corrupción y un buen manejo en dichos centros de verificación. FOTO: SAÚL LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM 

Un calvario para renovar tarjeta de circulación para capacidades especiales


La carta apareció la semana pasada en la columna de Enrique Galván Ochoa en La Jornada.

Un padre se quejaba del calvario sufrido por su hija al renovar su tarjeta de circulación para capacidades especiales, pues “muchas personas la obtuvieron indebidamente con el fin de circular todos los días”. Debió entonces acreditar con certificado médico su condición, ir del tingo al tango en su silla de ruedas, desatender sus obligaciones laborales y académicas, y hacerse cargo de las deficiencias de la autoridad, ya que en vez de investigar y castigar a los corruptos causantes del tráfico de estos documentos se optó, como siempre, por pasar la factura a la ciudadana, quien debió demostrar su inocencia ante los culpables.

Tardó en estallar esta bomba. Es un asunto viejo. Las señales de discapacidad, cuyo uso está reglamentado, se volvieron coto de vivales tanto para evadir las restricciones de circulación como para apartar lugares de vía pública y tener estacionamiento exclusivo frente a su casa. Varias veces he denunciado el caso de la colonia Villa de Cortés donde, sin exagerar, hay medio centenar de éstas en un área de 10 manzanas. Nadie hace nada.

Por otra parte, las cifras oficiales señalan el imparable incremento de asaltos a comensales durante todo el día.

Lo sucedido en el cine Tonalá es inenarrable; cinco bestias armadas humillaron y robaron con toda impunidad a jóvenes cuyo pecado fue olvidar las condiciones del naufragio de la ciudad donde viven.

Una vez más, la policía fue reactiva, no preventiva.

Después del hecho se anunciaron rondines de vigilancia y aparecieron por arte de magia grupos uniformados celosos de su deber. Ya para qué. En pocos días se irán las cabezas del Gobierno. Si antes no les importó la ciudad a su cargo, ahora menos. Háganle como quieran, o como puedan.

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