Negros pronósticos

 

Los paradigmas han sido removidos


Se veía venir, la situación se mostraba inevitable. Y es que, la aventura catalana sólo podía acabar mediante un golpe de fuerza, con la independencia unilateral por un lado y el uso de la violencia legal del Estado para impedirla, por otro.

Ahora vivimos en un mundo donde todos los paradigmas han sido removidos, donde las certezas han caído y donde todos los escenarios son posibles.

Aunque otra cosa son los talentos que cada uno tenemos para luchar con la realidad en la que nos tocó vivir.

Pero lo cierto es que en estos momentos ya resulta imposible –no sólo en el caso de España y Cataluña– vivir utilizando sólo las certezas y las singularidades que teníamos cuando el mundo era previsible, cuando se vivía menos en las calles y desde luego cuando no existían las redes sociales, y donde las leyes regularmente correspondían al sentir mayoritario de los ciudadanos.

“Al diablo con las instituciones”, dijo en alguna ocasión un eterno candidato presidencial en México. Y a pesar de que aquí eso no sucedió, en España el aparato institucional se va yendo al diablo poco a poco, porque al final del día el patrimonio más importante que conquistó ese pueblo, su mejor negocio, fue la democracia.

Y es que, por haber logrado una gran victoria en la consolidación de la democracia, ahora hay muchísimos negocios en América Latina que han sido llevados en los últimos 30 años por y para los españoles, y todo eso empezó con el éxito de la transición.

Hoy, en este escenario donde Cataluña es España, y España es Cataluña, resulta imposible una separación considerando ese grado de interacción entre las familias, la economía, las empresas, la cultura, entre otros aspectos de todo orden. Porque lo único que es cierto, hasta este momento, es que ese proceso separatista ha hecho volar por los aires el espíritu de la Constitución española de 1978.

Tal vez llegue o no el llamado tiempo de excepción, que consiste en la suspensión de las garantías y los derechos individuales, pero lo que ya llegó es una guerra en la que unos oprimen y otros se sienten oprimidos.

Y en ese sentido, tenemos un problema muy grave que consiste en algo tan elemental como el hecho de que las viejas estructuras, no sólo las de la representación democrática, sino todas aquellas que han regulado nuestra vida, simplemente dejaron de existir.

@antonio_navalon