Ni se cancela la reforma educativa ni desaparece el INEE

 

José Ángel Pescador Osuna La reforma educativa actual, como muchas otras que se han propuesto anteriormente, experimentará cambios y modificaciones en el conjunto de programas que la integran, pero por ningún motivo desaparecerá. Se cometería un gravísimo error el suspender el SATE, Escuelas al Cien, apoyos en materia de infraestructura, las propuestas de autonomía y […]


José Ángel Pescador Osuna

La reforma educativa actual, como muchas otras que se han propuesto anteriormente, experimentará cambios y modificaciones en el conjunto de programas que la integran, pero por ningún motivo desaparecerá. Se cometería un gravísimo error el suspender el SATE, Escuelas al Cien, apoyos en materia
de infraestructura, las propuestas de autonomía y gestión y, especialmente, el nuevo modelo educativo y sus cinco ejes temáticos.

Hablar de la Reforma Educativa sin conocerla en todos sus aspectos, es un grave error, puesto que quienes opinan sobre la misma, normalmente se refieren a la evaluación de los profesores y eso solamente comprende el Servicio Profesional Docente que en opinión de los mismos maestros, investigadores
y especialistas en educación, debe experimentar cambios importantes que ya han sido identificados por las propias autoridades educativas.

Desaparecer al INEE como institución es una insensatez, significa tirar por la borda importantísimos logros de investigación en materia de evaluación educativa alcanzados durante los últimos 15 años. Transformar sí. Modificar también. Pero sobre todo, poner a consulta con verdadero rigor metodológico los cambios que se tienen que hacer al artículo tercero constitucional y sobre todo a las tres leyes reglamentarias, que son la base normativa de los más de quince programas que comprende la reforma, algunos tan antiguos como las escuelas de calidad desde 2001 y las escuelas de jornada completa desde 2007.

Un gran trabajo tendrán los legisladores para llevar a cabo una apropiada revisión de las leyes, sobre todo si pretenden, como dijo uno de ellos: “no dejar ni una coma de la reforma actual”, planteamiento equivocado y simplista que los va a obligar a reflexionar primero sobre otras formas. Evaluar el trabajo de los maestros (situación que jamás deberá dar marcha atrás). Hacer funcionar los consejos de participación social; encontrar nuevas formas de gestión escolar; sustituir los avances que en materia de autonomía se están proponiendo, o el gran logro que los docentes han hecho suyo al recibir la plaza correspondiente, el reconocimiento o la promoción según sus propios méritos y desarrollo profesional.

Los importantísimos logros y productos de investigación que ha generado el INEE, lamentablemente no se conocen ni por lo maestros ni por las autoridades educativas y solo forman parte de las bibliotecas especializadas, de eso que podría llamarse la ma a de los académicos.

Resulta muy importante para decidir una estrategia nacional de formación continua. Los resultados preliminares juegan un papel fundamental en los
logros de aprendizaje y de disciplina en las aulas y corresponden al director de la escuela. Los que quieren sepultar, acabar y enterrar la reforma y también desaparecer el INEE, deberían avocarse a seleccionar a los mejores docentes como directores de todas las escuelas, que observen las prácticas pedagógicas con rigor, pero también un código de ética que permita una participación efectiva y no simulada de todos los actores involucrados en el proceso de enseñanza – aprendizaje.

La innovación es un procedimiento medible y evaluable y, que en consecuencia, debe promoverse permanentemente en las escuelas. Para ello deben cumplirse las condiciones de éxito como la relevancia que pueda tener dicha innovación, su consistencia interna, su convalidación empírica y su confiabilidad. Además, que todas las innovaciones, bien sean en el aula o en la escuela, sean claras en sus fines, métodos y procedimientos. La discusión que permea hoy en los medios no es precisamente la más afortunada y en partes resulta contradictoria con lo que los propios maestros piensan de la reforma. La reforma educativa no es solamente la evaluación de los profesores.

Es importante conocer muy bien lo que se critica y no opinar a la ligera, como es el caso actual donde todo el mundo cree, como decimos en el párrafo anterior, que la reforma educativa es únicamente el Servicio Profesional Docente, cuando éste es sólo un componente que amerita cambios y que puede evolucionar a una mejor forma de conocer qué saben los maestros y cómo pueden compartirlo con sus estudiantes.

En Sinaloa por ejemplo, 64 por ciento de los profesores han aceptado la evaluación y proponen cambios tanto en el modelo de pruebas estandarizadas como los per les que se proponen en las convocatorias. Lo lamentable es que de los 16 programas que se pueden mencionar como componentes de la reforma, solamente 3 o 4 se conocen y algunos todavía con serias limitaciones.

Aun con las de ciencias que tiene el SPD, 187 mil 198 profesores han sido beneficiados en el país (a 153,017 se les asignó plaza por resultar idóneos en la evaluación de ingreso y 34,181 fueron promovidos a una mejor plaza que la que tenían) y un número muy importante están en espera de la próxima aplicación de noviembre.

¡Bienvenida pues la transformación! Pero habría que agregar 3 cosas importantes para que dicha transformación sea efectiva, que son responsabilidad del presidente electo y del próximo secretario de Educación Pública:

    • Que todos los funcionarios del sector educativo, en las áreas federal y local sean seleccionados por un riguroso concurso de oposición.
    • Que se avance gradualmente en el proceso de descentralización educativa y se establezcan con claridad las responsabilidades de cada una de las áreas de trabajo especialmente las federales y estatales.
    • Que todas las consultas se hagan por un órgano calificado, como lo fue en su época el Consejo Nacional Técnico de la Educación o bien por una versión actualizada del Consejo Nacional de Participación Social.

*Ex secretario de Educación Pública. Actual director del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en Sinaloa. / Colaboración especial