Maduro, mal ejemplo

 

Enfrenta también fuerte presión internacional


Venezuela es el claro ejemplo de que una economía se encuentra al borde del default; sin embargo, Nicolás Maduro sabe que las finanzas del país no son sólidas y aún así presume que nunca dejará de pagar su deuda.

En términos, claro, el que un gobierno se declare en default significa que éste deja de pagar la deuda pública vencida o los intereses debidos.

Además, en la suspensión de pagos se produce un procedimiento en el que se busca un acuerdo entre el deudor y los acreedores, bajo supervisión judicial, sobre el modo en que se pagará. En este momento, el gobierno venezolano no posee el dinero en efectivo suficiente para hacer frente a todas ellas, ya que aunque posee el patrimonio suficiente para liquidar esas deudas, no puede llevarlo a cabo con total liquidez.

A final de cuentas las sanciones de Estados Unidos han hecho prácticamente imposible que Venezuela refinancie su deuda, pues las medidas impuestas por EU prohíben a las firmas de ese país comprar nueva deuda del Gobierno y sus instituciones en el marco de alguna negociación.

Venezuela comenzó a demorar a principios de octubre los pagos de cupones y tiene unos 750 millones de dólares pendientes. El lunes debe abonar 300 millones de dólares para evitar caer en un incumplimiento.

Las agencias Fitch, Standard and Poor’s y Moody’s rebajaron la calificación de la deuda ante la posibilidad de que el país con las mayores reservas petroleras del mundo caiga en cesación de pago en el corto plazo.

La situación se torna más complicada, ya que Nicolás Maduro enfrenta también fuerte presión internacional. Gobiernos de América y Europa lo acusan de quebrantar la democracia, anular al Parlamento y controlar a los poderes judicial y electoral para mantenerse en el poder.

Maduro intenta que grandes inversionistas estadounidenses, interesados en que les paguen, presionen al gobierno de Donald Trump para que flexibilice las sanciones.

A mediano y largo plazos, dicen los expertos, un default agravará la crisis de un país con cuatro años de contracción (36%) y en hiperinflación.

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@drcamartinez