Noche infernal, sin resultados

 

Pese a la tecnología, fluirán más lentos en estos comicios y no habrá cifras certeras sino hasta el 2 de julio


Cuando la propia autoridad electoral anuncia públicamente que los conteos del PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares), pese a la tecnología, fluirán más lentos en estos comicios y no habrá cifras certeras sino hasta el 2 de julio, lo que se pronostica es una noche infernal, llena de falsas proclamaciones de triunfos no comprobables, de incertidumbre y crispación de grupos de militantes que podrían caer en la tentación de incrementar la violencia política, más de la que ya escandalosamente se reporta en México (al menos 120 candidatos, exalcaldes y políticos asesinados del 8 de septiembre a la fecha), mayor polarización social con difusión de rumores, sospechas multiplicadas, denuncias de fraudes y ni un minuto de sueño para millones de mexicanos. Las redes saturarán el espacio virtual con fake news y reportes de carruseles, ratones locos, urnas embarazadas, tamales, más compra de votos en efectivo y con despensas, tarjetas de débito o promesas de dinero diferido a cambio de la comprobación fotográfica de boletas tachadas a favor del pagador.

A las 12 de la noche del domingo 1 de julio se contará, si acaso, con 12 por ciento de resultados de la votación para la Presidencia de la República. A las 3 de la madrugada 55 por ciento, al amanecer del lunes 67 por ciento, y 80 hasta las 8 de la mañana.

Dos razones esgrimió el Instituto Nacional Electoral (INE) para explicar la paradoja de que se cuenta con el PREP más rápido y con tecnología más avanzada de la historia y al mismo tiempo aparece esta lentitud, porque habrá en una casilla única para realizar 30 elecciones concurrentes. Además, la ley obliga al llenado de actas al finalizar el cómputo tanto en la elección federal como las locales. “Los votos se cuentan en las casillas de manera analógica y no a través de sistemas informáticos”, justificó la autoridad.

La más socorrida frase de “este arroz ya se coció” o su contraria de que “este arroz está lejos de haberse cocido” se perfilan en la satisfecha credulidad de las encuestas para los seguidores del puntero en todas ellas, Andrés Manuel López Obrador, o la falta de credibilidad en esos mismos muestreos que pregonan los partidarios de Ricardo Anaya o José Antonio Meade, alegando que la única medición confiable es el voto que se emitirá el 1 de julio.

En un ambiente enrarecido por empresas que se dedicaron a difundir ataques contra AMLO, disfrazándolos de encuestas y violando la ley que prohíbe a empresas realizar propaganda electoral, y sin que ningún partido haya admitido haberlas contratado, se dan tres casos de aparición de millones de pesos en la Ciudad de México que, insólitamente, nadie reclama.

Veinte millones de pesos en una camioneta de lujo rumbo a las oficinas del PRI en Insurgentes norte, otro millón en Polanco y millón y medio en la Roma hacen pensar que los bancos han caído en desuso durante época electoral.

Alán Torres y Óscar Castañeda, los conductores del vehículo con los 20 millones (idéntica cifra a la que iba al aeropuerto de Toluca enviada por el entonces gobernador veracruzano Javier Duarte para otra elección) seguramente, y por fortuna, no serán torturados, como muchos mexicanos, para que digan quién les dio la orden de entregar los billetes en un PRI que prefiere perderlos antes que admitir que era el destinatario final de esa fortuna.

Y, a última hora, los “comisionados” del Servicio de Administración Tributaria a la campaña de Meade regresaron a trabajar tras seis meses de ausencia.