Normas incumplidas desde septiembre de 1985

 

En las delegaciones Cuauhtémoc y Benito Juárez es donde más daños hay


Después del terremoto del 19 de septiembre de 1985 se tomaron medidas para prevenir que volviera a repetirse lo que ese día ocurrió. En primer lugar, supuestamente se demolieron todas las edificaciones que quedaron irremediablemente dañadas. En segundo, supuestamente se reforzaron estructuralmente aquellas casas y edificios que lo requerían. En tercer lugar, las autoridades federales y locales emitieron nuevas normas de construcción diseñadas para que las edificaciones que a partir de entonces se construyeran resistieran sacudidas similares o más fuertes que la de 1985.

Parece ser que en los últimos 32 años no se demolieron todos los edificios que debían demolerse, ni se reforzaron todos los que así lo requerían, ni todas las nuevas edificaciones se apegaron a las normas de construcción más estrictas.

Afortunadamente, estas infracciones a la ley fueron mínimas. De haber sido generalizadas estaríamos lamentando la muerte de miles y no de 318 personas (180 en la Ciudad de México, 73 en Morelos, 45 en Puebla, 13 en México, seis en Guerrero y una en Oaxaca).

Muchas construcciones, especialmente fuera de la CDMX, se vinieron abajo o resultaron gravemente dañadas debido a su antigüedad. Este es el caso de muchas iglesias, exhaciendas, exconventos y edificaciones que fueron construidos hace cien años o más. Aquí sólo nos queda ver la manera de reconstruir las que sean rescatables, pero utilizando métodos modernos y no, como lo exige muchas veces e Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con la misma tecnología que se usó hace siglos y hoy es obsoleta.

Muchas casas, especialmente en poblaciones medianas y pequeñas y zonas rurales se cayeron o dañaron gravemente porque fueron construidas por sus dueños sin la participación de profesionales en la materia y sin la menor supervisión de la autoridad municipal o estatal.

De ahora en adelante, dichas obras de autoconstrucción deberán ser supervisadas por las autoridades para que cumplan con las normas mínimas.

En la CDMX se cayeron unos 30 edificios y otros tres mil resultaron seriamente dañados. En otras zonas urbanas importantes también hay estructuras afectadas. En todos estos casos debe investigarse qué es lo que sucedió y en el caso de incumplimiento a las normas de construcción deben ser castigados todos aquellos que resulten responsables.

En las delegaciones Cuauhtémoc y Benito Juárez es donde más daños hay. Es evidente que quienes gobernaron desde septiembre de 1985 a esas y otras delegaciones afectadas descuidaron su responsabilidad de verificar que las nuevas construcciones se levantaran de acuerdo con las nuevas normas y de que las que existían antes de 19 de septiembre de ese año fueran seguras.

Conforme transcurren los días se va sabiendo por qué se cayeron tantos edificios en la Ciudad de México durante y después del sismo del martes pasado. También van conociéndose los nombres de algunos de los responsables.

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