Nuevo reto

 

Los mercados están nerviosísimos y la sociedad percibe un impacto negativo en la economía


La economía mexicana tiene enfrente el reto de mantener a flote su economía y evitar que las declaraciones y propuestas de Donald Trump tengan un efecto adverso. La volatilidad ha sido reflejo de la brusquedad de las declaraciones. Los mercados están nerviosísimos y la sociedad percibe un impacto negativo en la economía, que a final de cuentas se refleja en los bolsillos.

De acuerdo con los estudios demoscópicos, 64 por ciento de la población considera que la presidencia de Donald Trump afectará “mucho” a la economía mexicana. Los efectos comienzan a verse y es a través del Tratado de Libre Comercio que el golpe se percibe cercano. Aunque ya comenzó una defensa del TLC por parte del Gobierno, la iniciativa privada se suma a dar una opinión para sortear la negociación que se antoja poco tersa. Según José Oriol Bosch, director general de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no tendrá ningún impacto en las relaciones entre los mercados bursátiles de México y Estados Unidos. Esta declaración, por supuesto, debe llegar a los inversionistas y con ello evitar el nerviosismo bursátil.

Lo que hay en este momento es un trabajo en bloque y de consultas para mejorar la negociación del TLCAN

. Los empresarios saben la importancia de preservar el libre comercio, dar certidumbre a los flujos de inversión y fortalecer la integración, con estricto respeto a la defensa de los intereses nacionales.

El sector empresarial advirtió que las empresas defenderán el intercambio comercial en todas las instancias nacionales e internacionales necesarias.

Además, la IP advierte que la relación comercial con Estados Unidos no es ni debe ser nuestra única alternativa.

Aunque el ritmo de crecimiento económico no es el que se esperaba y será un año complicado, no se trata de una situación en la que se entre en un terreno de crisis.

Y en las negociaciones se deben retirar los productos básicos y estratégicos para la seguridad alimentaria del país, como es maíz, frijol, leche y carne ya que son productos que deben renegociarse ante la ley agrícola de Estados Unidos.