Obsesión y poder

 

Monreal vertió una obsesión, que AMLO sea Presidente de la República


Sin lugar a dudas, la circunstancia del poder tiene una severa implicación en el desarrollo de las conductas humanas porque incluye no tan sólo las ambiciones personales, sino los instrumentos materiales para modificar las realidades. José Ortega y Gasset dijo: “Yo soy yo y mi circunstancia, y necesito salvar la circunstancia para poder salvarme yo”, pero también señaló “haz el bien al lugar en que naciste”, y es algo que debieran entender muchos, principalmente aquellos que se convierten en profesionales de la toma de decisiones.

Pero también la práctica política genera obsesiones, y eso no es otra cosa que la particularidad que desarrolla una persona a través de una idea, palabra o imagen permanente, que ejerce un estado de dominación del que no se puede reprimir o evitar con facilidad. Esto quiere decir que esa circunstancia se impone en la mente de una persona de forma repetitiva y con independencia de voluntad, de forma que no se puede alejar o evitar con facilidad. De ahí que las obsesiones tengan que ser tratadas en la mayor parte de las veces por los profesionales de la psique.

Muchos preguntaran a qué viene este análisis del comportamiento humano, y la respuesta la encontramos en las declaraciones que el jefe delegacional en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal Ávila, realizara a El País, periódico español con una amplia circulación en México. A pregunta expresa acerca del comienzo de la guerra en El Movimiento de Regeneración Nacional por la candidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Ricardo Monreal señaló que prefiere retirarse antes de enfrentar y confrontar a sus compañeros Claudia Sheimbaun y Martí Batres.

Pero también vertió una obsesión: que Andrés Manuel López Obrador sea Presidente de la República. Que cualquier mexicano manifieste preferencias electorales es normal en estos tiempos de apertura democrática, y que sea el responsable del Gobierno de la parte neurálgica del país, la delegación Cuauhtémoc, Ricardo Monreal Ávila también es normal. Pero que se refiera a esa circunstancia como una obsesión, es algo que tiene que llamar la atención por lo que implica la utilización del término.

Por lo regular las obsesiones se relacionan con temores a algo que provoca daño, pero también existen obsesiones de tipo sexual, religioso, filosófico y hasta político. El problema es que cuando se presenta una obsesión política tradicionalmente va acompañada de la decisión de hacer que las cosas ocurran de una u otra forma, y eso quiere decir que no importan las consecuencias, sino el resultado.

Desconozco cual haya sido la intención del señor Monreal, pero creo que debiera comenzar a cuidar un poco sus procesos de comunicación pública y política porque podría meterse en problemas que ya muchos tiene, y muchos más tendrá que sortear en los siguientes meses. No me atrevería a pensar que requiere ayuda profesional, pero sí de un profesional del discurso para evitar este tipo de yerros que pueden convertirse en grandes amenazas. Al tiempo

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