Otro 11 de septiembre

 

Un antes y un después del 11 de septiembre de 2001


Para algunos creyentes y para muchos historiadores hay una separación en la historia del mundo que la divide en el tiempo que hubo antes de Cristo y en el que hubo después.

Pero ahora para todos los habitantes del planeta Tierra en este siglo XXI, existe en nuestra historia un antes y un después del 11 de septiembre de 2001.

Hoy se cumplen 16 años de aquel momento en el que dos aviones, uno de ellos secuestrado y dirigido por Mohamed Atta, siguiendo las instrucciones de Osama bin Laden, dieron en el blanco y derribaron las Torres Gemelas en Nueva York, acabando así con una manera de sentir, vivir y asumir el siglo XXI.

Han pasado tantas cosas que ya resulta difícil recordar cómo éramos antes. Hay muchas víctimas entre las que se encuentra el concepto de la seguridad, el de la crueldad y el hecho de habernos acostumbrado a convivir con la violencia extrema.

Pero entre las peores víctimas del 11 de septiembre está todo el legado que nos dejó el siglo XX después de más de 100 millones de muertos para que conceptos como derechos humanos, genocidio o el reforzamiento moral de las sociedades, nos permitieran evitar masacres y barbaridades colectivas.

El 11 de septiembre acabó con todo eso, somos hijos del 9/11 y la verdad nunca pudimos terminar de entender por qué razón derrumbaron las Torres Gemelas, ni en qué hemos estado fallando.

Pero tampoco hemos comprendido qué es lo que realmente no funciona para que cualquier ciudadano con pasaporte de un país desarrollado que trabaja para el Estado Islámico, pueda conducir una camioneta y matar a todas las personas que pueda en alguna ciudad concurrida.

Nuestra crisis es de todo orden y la peor herencia del 9/11 fue la pérdida de los valores y no haber sido capaces todavía –16 años después– de encontrar un razonamiento, ni una política que deje de darle más voluntarios al EI.

El mundo antes de ese atentado era mejor, aunque tal vez por eso nos tomó a todos por sorpresa y tal vez por eso el mayor presupuesto de seguridad a nivel internacional y la mayor concentración de inteligencia y tecnología del planeta, no fueron capaces de detectar ni de entender que cuando alguien toma una clase para aprender a pilotear un avión y no tiene ningún interés en saber cómo se aterriza, el destino final es sólo uno: estrellarse contra algo que pueda conmocionar al mundo entero.

Hoy es otro 11 de septiembre y me gustaría que el próximo año fuéramos capaces de entender por lo menos las causas profundas de ese atentado y la maldad que ahora anida en la humanidad para saber de qué manera podemos ser menos débiles frente al odio que llegó aquella mañana de septiembre del año 2001.

@antonio_navalon