Paradojas

 

Esta semana que termina ya es una más que han perdido nuestros hijos


El viernes es mi día favorito, así como el lunes es para mí y para millones de personas en el mundo, un día odioso.

En este momento mi reloj mental, biológico o el que aún me quede, se frena y me permite observar como un gran angular a esa panorámica llamada vida, lo que me lleva a comenzar este viernes lleno de paradojas.

Por una parte, no me he acostumbrado y nunca me acostumbraré a que una banda de delincuentes por mucha hambre, dolor y amargura que tengan plasmada hasta en la piel, puedan desafiar a todos los poderes del país al mismo tiempo.

Y por otra, nunca entenderé ni aceptaré que en la guerra por la reforma educativa que se ha detonado en nombre de la legalidad, se deje de lado el hecho de que también es una guerra que debemos impulsar en nombre de la solidaridad, pero sobre todo en nombre de nuestros hijos.

En ese sentido, las grandes preguntas que hay que hacerles a todos los que no conocieron otro sistema más que aquel en el que es posible heredar los títulos de maestro sin siquiera serlo, o en el que existe una sociedad tan suicida que permite que los policías tengan que robar para comer; son muy claras: ¿qué debemos decirles a nuestros hijos? ¿Acaso debemos pedirles que esperen durante años hasta que por medio de un bloqueo la vida les haga justicia? Sin duda esta situación por la que estamos atravesando ha resultado muy cara, sobre todo porque con cada día que pasa hemos ido comprendiendo que ya alcanzamos la mayoría de edad como demócratas.

Y es que uno de los grandes problemas que hemos tenido es haber simulado –gran deporte nacional– que éramos una dictadura y que después conquistamos una democracia, que aunque fuera imperfecta la teníamos desde hace muchos años. Situación que terminó por involucrarnos en el ciclo de la mentira permanente hasta dejar de saber de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Ahora es necesario hacer una parada que nos permita saber que entre todos los plantones, bloqueos y ese espectáculo denigrante de alguien que dice ser maestro y vandaliza un hotel de Oaxaca; existe tanto el derecho que ellos tienen a un sistema judicial que les garantice la libertad de expresión, como el derecho que tenemos usted y yo para que esas personas no mal formen a nuestros hijos.

Aún no sé cuántos plantones más  habrá la próxima semana, tampoco sé durante cuánto tiempo jugaremos a ser una sociedad que lo simula todo, como el orden, la libertad y el deseo. Pero lo que sí sé es que esta semana que termina ya es una más que han perdido nuestros hijos y todos nosotros para tener la posibilidad de construirles un mundo mejor.

@antonio_navalon