Peligrosa polarización

 

Nuestros políticos prometen y nos endilgan arengas contra sus adversarios


Me parece que estamos viviendo tiempos difíciles a causa de la radicalización de algunas propuestas de los precandidatos en la mayor parte del país. Cada quien entiende ahora a la política como el arte de lo posible sin importar el medio o el camino, sino la finalidad misma, que es hacerse del poder sin importar violaciones a la ley o el utilizamiento de artilugios carentes de la mínima responsabilidad. Pareciera que la ética ha sido desterrada del lenguaje político actual, y eso es el principal indicativo del riesgo que estaremos viviendo como sociedad en los siguientes meses, algo que poco importa a quienes dicen hacer política.

Una de las mejores definiciones de esa política a la que me refiero, la leí en un documento elaborado por quizá el mejor pensador que han tenido los priistas: Jesús Reyes Heroles, y dice: “la política es el arte de las relaciones humanas, y la armonía política uno de sus más caros valores”. Sin lugar a dudas la importancia de Reyes Heroles radica en la profundidad de sus disertaciones acerca del fenómeno político, y a la visión del idealista de talla universal.

En los tiempos de la polarización que estamos viviendo a causa de la utilización de agresivos calificativos, el pensamiento de Jesús Reyes Heroles reafirma su importancia, porque las descabelladas propuestas de quienes hoy están en competencia anticipan un proceso electoral bastante difícil y quizá hasta fuera de la legalidad. Prometer no empobrece, el dar es el que aniquila, reza el adagio popular, y quienes hoy hacen campaña tendrán que dar cuenta puntual de lo que ofrecen a los mexicanos de todas las latitudes.

Independientemente de la descabellada propuesta de amnistiar a quienes han envenenado a nuestros jóvenes en todo el país y han mutilado a cientos de miles de familias, los dislates siguen dándose entre aquellos que dicen hacer precampaña pero que en realidad han estado en campaña desde hace mucho tiempo, con la complacencia de nuestras autoridades electorales. No tan sólo los candidatos presidenciales nos llenan de promesas imposibles de cumplir, también quienes buscan gubernaturas y otros cargos de elección popular.

En la Ciudad de México, Claudia Sheinbaun ha venido escogiendo lugares para sus reuniones y concentraciones donde la dominancia perredista ha sido evidente, y eso habla de una forma ruin y perversa de provocarlos para después martirizarse con el pretexto de que las agresiones son producto de la desesperación ante una evidente derrota. Rafael Moreno Valle abdica de sus pretensiones presidenciales y se suma a la campaña de Ricardo Anaya una vez que logró negociar la candidatura de su esposa Matha Erika Alonso Hidalgo a la gubernatura de Puebla.

En Veracruz Miguel Ángel Yunes Linares obliga a Ricardo Anaya a tocar La bamba, y seguramente para que el establecimiento del reinado de sus hijos en la alegre entidad. Busca tener hijo gobernador e hijo presidente municipal. De ganar la elección presidencial, Andres Manuel López Obrador no vivirá en Los Pinos, venderá el avión presidencial y regresará al Estado Mayor Presidencial a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Nuestros políticos prometen, hacen componendas y nos endilgan encendidas arengas contra sus adversarios. La polarización que están provocando poco les importa, porque el fin principal es el poder por el poder mismo. Pobre México. Al tiempo.