Peña arranca proceso 2018, justo luego de debilitar a oposición

 

La clave de esa afirmación no obedece a los tiempos electorales


Por alguna razón inexplicable, el dato del presidente Peña Nieto de que el candidato presidencial del PRI estaría antes del 14 de diciembre fue desdeñado en las noticias principales de las primeras planas de los diarios. Sin embargo, ésa fue la noticia más importante de la segunda mitad de su sexenio.

La clave de esa afirmación no obedece a los tiempos electorales ni al voluntarismo del poder, sino a un proceso diseñado en Los Pinos con minuciosidad:

1.- La ofensiva gubernamental contra el Frente Ciudadano PAN-PRD.

2.- La salida de Margarita Zavala de Calderón del PAN no tanto como debilitamiento del Frente sino como una figura con capacidad para quitarle votos útiles a la alianza PAN-PRD y a López Obrador.

3.- El reacomodo en las encuestas ya con la disminución en las tendencias de la alianza PAN-PRD y López Obrador y un repunte del PRI aun sin candidato.

4.- No tanto la renuncia del procurador general Raúl Cervantes, sino la afirmación presidencial –en el escenario de la fecha de nominación priista– de que la votación del fiscal general y del fiscal anticorrupción se trasladaba después de las elecciones presidenciales del 1 de julio. La apuesta presidencial se basa en los escenarios de victoria presidencial del PRI y un aumento en las bancadas legislativas priistas.

5.- La aprobación priista en la última asamblea para otorgarle al presidente Peña Nieto la facultad de designar al candidato y su incorporación a la comisión política permanente del partido como una forma de legitimar lo que de suyo ya estaba descontado.

Como nunca antes, el PRI concentra en el Presidente de la República todo el poder sucesorio: el manejo de precandidatos, la designación del candidato oficial, la operación de las herramientas políticas del presidencialismo para afectar a la oposición y la construcción de un nuevo bloque de poder hegemónico en la alianza priista.

Al presidente Peña le bastó iniciar el proceso de designación del candidato priista con las pasarelas de precandidatos para incidir en las encuestas electorales. Las últimas en El Universal y El Financiero –con la sospecha de parcialidad por las fechas de levantamiento y el día de su difusión– modificaron expectativas no tanto en los votantes, sino en las élites interesadas en el día a día de los escenarios electorales presidenciales.

La participación presidencial en el foro Impulsando a México. La fortaleza de sus instituciones dio el banderazo de arranque ya formal del proceso de designación del candidato presidencial priista, en un escenario marcado por la fractura de la oposición en tres corrientes –Frente PAN-PRD, López Obrador-Morena y Margarita Zavala de Calderón como la independiente más competitiva–, lo que baja las necesidades de tendencias de voto del PRI.

El PRI comienza sin fisuras; en cambio, el Frente PAN-PRD está lastimado con las revelaciones de fortunas y bienes inmuebles de sus presidentes y el desgaste sustancial de Anaya como autodesignado presidente de esa coalición, los indicios de que Margarita Zavala de Calderón puede tener expectativas pero su falta de estructuras para cuidar las casillas será su talón de Aquiles y el hundimiento de López Obrador y sus piezas de Morena en Ciudad de México por los daños capitalinos por los terremotos.

Mientras los demás están abrumados por una larga carrera presidencial, el PRI comienza tarde pero a tiempo para capitalizar el desgaste de los demás.

Política para dummies: La política es la capacidad de tener la paciencia para identificar los momentos clave para ganar posiciones.

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