Popotes sin culpa

 

El gobierno mexicano emprendió la campaña “Sin popote está bien”


POR ELIZABETH SANTANA/REVISTA CAMBIO

Hace algunos años, en un viaje a Tabasco y dentro de un poblado cuyo nombre no recuerdo, descubrí los popotes de bambú. En ese entonces me impresionaron tanto que no podía soportar que al final de la comida la gente los dejara en la mesa como si nada ¡Peor aún!, me sorprendió que quienes estaban ayudando a la colecta tras el guateque del poblado, los colocaran en la basura.

Confieso que celosamente tomé el mío y dos más para llevar de recuerdo a casa; aún los conservo y me gusta tenerlos en el refrigerador. Y aunque perdieron el vivo color verde con el cual los conocí, igual los aprecio. Me pregunto si en la actualidad esa comunidad conocerá el valor que han cobrado sus popotes a consecuencia del llamado marketing ambiental.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) lo ha repetido en distintas ocasiones: “En 2050 habrá más plástico que peces en los océanos”. Mientras tanto, a nivel nacional, el gobierno mexicano emprendió la campaña “Sin popote está bien”; que busca sumar adeptos a través de la etiqueta #SinPopote en redes sociales.

Sin embargo, la visión de esta, y de muchísimas marcas, aún es corta si tomamos en cuenta los datos duros de Ocean Conservacy. De acuerdo con esta organización que trabaja con el fin de proteger los océanos, lo que más se encuentra a nivel mundial a la hora de limpiar las playas por orden de volumen son: 1) colillas de cigarro; 2) envolturas de alimentos; 3) botellas de bebidas; 4) taparroscas; 5) bolsas de plástico del súper; 6) otras bolsas de plástico; 7) popotes y agitadores; 8) contenedores de plástico; 9) tapas de plástico; y 10) contenedores de poliestireno.

¡Los popotes están en el séptimo lugar de la lista! ¿Entonces qué está pasando? Todo está en función de nuestra forma de consumir. En defensa de quienes pedaleamos podría decir que tenemos la costumbre de cargar un bidón, el cual muchas veces ya va lleno de agua desde casa y en donde varios solicitamos que nos sirvan algunos insumos líquidos que compramos.

Este tipo de prácticas no sólo aportan a descender nuestro consumo de plásticos, sino al zero waste o residuo cero para influir positivamente en nuestro entorno reduciendo la cantidad de basura que generamos. Y en donde cabe implementar llevar tus propias bolsas al súper, y en medida de lo posible hasta comprar alimentos a granel o llevar tus propios contenedores al momento de ir de compras.

Esto también incluye el café de quienes pedaleamos al trabajo en bici, un insumo asociado a los gastos hormiga –esos despilfarros de dinero que no teníamos contemplados, que merman nuestra economía y están asociados a malos hábitos o a la nula costumbre de ahorrar–. Y es que, de acuerdo con expertos financieros, el transporte es un gasto hormiga de los más comunes. ¿Tú cómo te trasladas?