Por el camino correcto

 

Al menos 2.2 millones de personas salieron de la pobreza extrema


JAVIER GARCÍA BEJOS

A un año de concluir la administración del Presidente Enrique Peña Nieto, ya vemos avances claros en materia de política social y del legado que marcará su gestión. Prueba de ello es que 2.2 millones de personas salieron de la pobreza extrema. Asimismo, las seis carencias sociales que mide el CONEVAL se encuentran en sus mínimos históricos. Por ejemplo, en lo que va de la administración, 2.8 millones de personas dejaron la carencia de acceso a la alimentación y 6.2 millones de personas ahora tienen acceso a servicios de salud, entre otros resultados alentadores.

Para el Ejecutivo Federal, la política social es una cuestión de justicia, una herramienta para brindar oportunidades de desarrollo social con equidad, especialmente para la población más vulnerable. Por ello, desde el comienzo de su gestión, el Gobierno de la República tomó decisiones fundamentales que han permitido alcanzar los actuales logros en el abatimiento de la pobreza.

Primero, una de las principales acciones consistió en mantener el gasto social por encima de las administraciones anteriores. Este incremento, que actualmente equivale al 11.6% del Producto Interno Bruto (PIB), está sustentado y blindado por el artículo 18 de la Ley General de Desarrollo Social (LGDS), y es fruto del acuerdo político entre los Poderes de la Unión y los tres órdenes de gobierno.

Segundo, uno de los elementos clave de la política social de la actual administración es el empoderamiento ciudadano. Ejemplo de ello es la cartilla social, que informa a los beneficiarios de los programas sobre el tipo y la cantidad de apoyos que reciben. En lo que va de 2017, se han entregado 7.8 millones de cartillas sociales y, por primera vez, han permitido establecer contacto directo con los ciudadanos y recibir todo tipo de dudas, quejas y recomendaciones que permiten mejorar los programas sociales. Esto impulsa una política social ciudadanizada, con mecanismos de transparencia y rendición de cuentas que garantizan su continuidad.

Tercero, para mejorar la coordinación en materia de política social entre dependencias y entidades de los tres órdenes de gobierno, sociedad civil, academia y el sector privado, el Gobierno de la República ha implementado la Estrategia Nacional de Inclusión (ENI). Con la ENI, hemos avanzado más rápido hacia la cobertura universal de salud entre las familias Prospera y los beneficiarios del Programa de Pensión para Adultos Mayores, asimismo, hemos logrado la certificación en educación básica de más de dos millones de personas mayores de 15 años, entre otros resultados.

Cuarto, la medición multidimensional de la pobreza es la hoja de ruta para concentrar los esfuerzos de la política social. El uso de sistemas de información, que ayudan a conocer y ubicar a los hogares más vulnerables, como el Sistema de Información Social Integral que estamos construyendo, permiten focalizar nuestros recursos y mejorar así los resultados de los programas sociales.

Debemos cuidar que no existan retrocesos en los resultados que hemos construido juntos en el combate a la pobreza, especialmente, ante desastres como los que vivimos hace unos meses con los sismos y huracanes. Estos fenómenos naturales provocaron que, en un lapso muy corto de tiempo, 1 de cada 5 municipios del país fuera declarado en situación de emergencia. Ante esto, la Sedesol instrumentó una serie de acciones para evitar que ninguna persona estuviera en riesgo por falta de agua o alimentos.

Por ejemplo, el Programa de Comedores Comunitarios abasteció 871 espacios para alimentación, sirviendo más de 323 mil raciones diarias; se adelantaron los pagos de Prospera y se activó el Programa de Empleo Temporal para reanimar la economía de los estados afectados, por citar algunos.

Vamos por la ruta correcta, pero todavía hay mucho por hacer y retos que persisten. Debemos transitar de la universalización en el acceso a servicios a la calidad, para que los mexicanos puedan ejercer plenamente sus derechos sociales.

El legado más grande de la política social del presidente Enrique Peña Nieto es que, contamos con una política social más ciudadana y de Estado. Hoy más que nunca, la gente se apropia de los programas, expresan sus necesidades, actúan como contralores sociales y promueven su mejora continua.

Twitter @jgarciabejos