Por qué no creerles a las encuestas

 

Sus resultados distan de ser exactos


Recibí hace unos días una encuesta que supuestamente permite conocer por cuáles candidatos presidenciales votarían los mexicanos de acuerdo con distintos escenarios electorales. Dicha encuesta fue telefónica y se realizó a mediados de este mes entre mil 500 personas mayores de 18 años.

Le pedí a Juan Azcárraga, director general de la empresa encuestadora AZ2 y colaborador de mi programa en Grupo Fórmula. Su opinión sobre dicha encuesta y me respondió lo siguiente: “¡De entrada es telefónica! Entonces no representa más que 20 por ciento de población con línea fija. No sabes si el que contestó es de esa edad o no; ¡incluso el sexo se puede confundir! De por sí la gente contesta con enojo o molestia las encuestas telefónicas electorales y muchas veces responden para burlarse. Ya ningún encuestador serio hace telefónicas. Ellos dicen que ponderan los resultados, pero siempre fallan”.

Efectivamente, la empresa que efectuó la encuesta en cuestión es de las que erró por gran margen en 2012, tanto al medir la fuerza de candidato a la Presidencia de la República como al pronosticar el resultado de la elección presidencial.

En otras ocasiones me he referido en este espacio a la inexactitud de los resultados que desde hace años arrojan las encuestas de índole política, no sólo a las que se hacen en México sino en la mayoría de los países.

Al consultar ayer en Google la frase “porqué fallan las encuestas” obtuve un millón 310 mil resultados. Al hacer la misma consulta en inglés, utilizando la frase “why do political polls fail”, obtuve un millón 890 mil resultados. Hace cinco o años o más, probablemente hubiera encontrado muy poca información al respecto en vista de que la mayoría de las encuestas eran más o menos precisas en sus mediciones y pronósticos.

Sin embargo, con la llegada de las redes sociales y los teléfonos celulares inteligentes las cosas cambiaron. Para empezar, un número creciente de personas dejaron de utilizar teléfonos fijos en sus lugares de residencia, substituyéndolos por sus aparatos móviles. Luego, cada vez más individuos, sobre todos los que pertenecen a las generaciones X (nacidos entre 1965 y 1980) y o millennials (nacidos entre 1981 y 2000) optaron por usar tecnologías digitales (redes sociales y mensajerías) para comunicarse entre ellos y adquirir su información a través de sus celulares y tabletas, abandonando los medios impresos y electrónicos que aún siguen favoreciendo (aunque cada vez menos) quienes pertenecen a la generación de la posguerra (o baby boomers, nacidos entre 1946 y 1964).

Todos estos cambios, que realmente están transformando a la civilización, han contribuido a que sea cada vez más difícil conocer por medio de encuestas convencionales lo que la gente piensa, cree o desea.

En México, la mayoría de las encuestas políticas que se realizan son convencionales y sus resultados distan de ser exactos, por eso no debemos creerles.

[email protected]
@ruizhealy
Eruizhealy