Pornografía, sus causas y efectos

 

Este problema afecta gravemente a niños, jóvenes, matrimonios y familias


La pornografía se ha convertido rápidamente en un vicio y en una grave dependencia que parece no conocer límites en su exposición. Primero fueron videos clandestinos, ahora se ha instalado profusamente en Internet y en redes sociales de fácil acceso sin restricciones.

Ya desde 1989, en un documento fechado el 7 de mayo, titulado “Pornografía y violencia en las Comunicaciones Sociales: una repuesta pastoral”, el Pontificio Consejo para las Comunicaciones presentó sus dañinos efectos, las causas de su propagación y las respuestas que deben atender a este problema que afecta gravemente a niños, jóvenes, matrimonios y familias.

Entre los efectos de la pornografía, el documento indica que “Nadie puede considerarse inmune a los efectos degradantes de la pornografía y la violencia, o a salvo de la erosión causada por los que actúan bajo su influencia. Los niños y los jóvenes son especialmente vulnerables y expuestos a ser víctimas. La pornografía y la violencia sádica deprecian la sexualidad, pervierten las relaciones humanas, explotan a los individuos, destruyen el matrimonio y la vida familiar, inspiran actitudes antisociales y debilitan la fibra moral de la sociedad”, señala que “uno de los efectos de la pornografía es el pecado”, denuncia que “la participación voluntaria en la producción de estos productos nocivos ha de ser considerada como un serio mal moral.

Quienes hacen uso de estos productos no sólo se perjudican a sí mismos, sino que “también contribuyen a la promoción de un comercio nefasto” y advierte que “la pornografía —como la droga— puede crear dependencia y empujar a la búsqueda de un material cada vez más excitante y perverso. La probabilidad de adoptar comportamientos antisociales crecerá en la medida que se vaya dando este proceso”, señala el documento.

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