Pulso Financiero

La capital coahuilense contempla la reciente apertura de un sinnúmero de bares, discotecas y restaurantes, múltiples opciones para divertirse y salir durante la semana y los fines de ésta.

Saltillo empieza a hacerle cosquillas a la sultana del norte si de lugares de este tipo hablamos, además muchos conceptos son traídos o imitados desde allá, prácticamente son parques de recreación gastronómica y de diversión. Esto resulta interesante porque ven en la ciudad un potencial económico y financiero, así como un buen clima laboral para hacer negocios empezando a crear un estilo de vida diferente que abone a su respectivo crecimiento y desarrollo.

Sobradamente puedo decir que mucho del auge de este tema es el hecho de la apertura en Saltillo de las innumerables plazas comerciales que, me queda claro, representan inversiones importantes que ahora buscarán penetrar en el consumidor pero sobre todo mantenerse y ser rentables.

Pero el análisis de este tema no puede dejar de lado que muchos de los establecimientos antes señalados tienen desde su nacimiento una vida útil muy corta si así queremos llamarle; es decir, suben a la cima en el gusto del cliente pero tienden a caer de manera estrepitosa si no se renuevan constantemente y esto sucede en ciclos muy cortos de tiempo.

No hemos aprendido como consumidores a ser fieles a un negocio y ayudarlo a crecer para recibir también el beneficio de la lealtad y la ventaja de la competencia entre ellos. Sabedores que el público saltillense es difícil para el comercio.

La estrategia de mercado de estos negocios debe estar muy bien definida por sectores de la ciudad y al público al que van dirigidos los negocios, pero en mi opinión la interrogante mayor será ¿cuál es el límite de negocios de este tipo que soporta nuestra ciudad, sin que esto venga a prostituir el mercado y al final pierdan todos? La ciudad está cambiando, el comercio está a flor de piel, así que veremos y evaluaremos en el corto plazo los beneficios de ello.