Tlatelolco hoy, 50 años

Hace medio siglo, en Tlatelolco, la historia registró la represión más brutal en la vida de México, en jóvenes que se manifestaban en la Plaza de las Tres Culturas siendo el presidente Gustavo Díaz Ordaz y el secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez. El primero ya falleció y el segundo con mas de 90 años de edad, acaba de superar una Neumonía que los tuvo 12 días internado en un hospital.

El movimiento estudiantil luchaba por mas democracia, se decía.

Hoy, se recuerda, especialmente por quienes viven aún como líderes del Consejo Nacional de Huelga, como estudiantes, varios incluso después, miembros in de la liga Comunista 23 de septiembre que detonó artefactos explosivos en la CTM, en el periódico Excélsior y en el Senado de la República, que robó bancos, secuestró a Julio Hirsfeld Almada, director de ASA, a Nadine Shaval, hija del Embajador de Bélgica en México, a Antonino Fernández, propietario de la Cervecería Cuauhtemoc, a Brianda Domec, hija del empresario en vinos, al general José Guadalupe Zuno, suegro del entonces presidente Echeverría Alvarez y asesinaron al hijo de Hugo B. Margain, secretario de Hacienda, a Eugenio Garza Sada, a Fernando Aranguren y a Margarita Saad , esta ultima en Acapulco los tres últimos dos de los cuales en Guadalajara y el empresario en Monterrey, además de masacrar a 14 policías que desayunaban en un mercado de la colonia Irrigación, y hoy diputados de Morena, o senadores o incluso una secretaria de Estado que era ´´correo´´de la Comunista 23 de septiembre y que fueron amnistiados por el presidente José López Portillo, mantienen ´´su verdad´´.

Hoy, se recuerda con dolor que en aquella concentración que habría de seguir con una marcha del silencio al Casco de Santo Tomás, que todo se transformó en horror, miedo, pánico, huida y confusión y con cifras oficiales de 20 muertos cuando la cifra de testigos era del doble, no de las versiones protagónicas de muchos que opinan, sin haber siquiera estado en el lugar. Que si fue el Ejército, que si fue el Estado Mayor, que si fue la Dirección Federal de Seguridad a través del grupo Olimpia, civiles con un guante blanco en la mano derecha y con la contraseña Sinaloa, para poder desplazarse en la Plaza, poder pasar la valla de militares que estaba apostada en el puente de la prolongación de la entonces llamada San Juan de Letrán y todo con libertad. Un Helicóptero sin matrícula desde donde fueron lanzadas dos luces de bengala que cayeron en la plaza , fue la señal para que los soldados abrieran fuego especialmente al aire o contra el edificio Chihuahua, desde donde en la azotea, había francotiradores que disparaban al Ejército.

La verdad se sabrá, en cuanto se localicen las memorias del General Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa quien enfrentó al general Gutiérrez Oropeza en el despacho del presidente Díaz Ordaz el 3 de octubre cuando el mandatario estuvo a punto se suspender las garantían individuales y al que el general García Barragán suplicó no lo hiciera, señalando en su cara a Gutiérrez Oropeza, entonces Jefe del Estado Mayor Presidencial, de haber sido el provocador de la balacera. Las memorias del general García Barragán, las entregó a su hijo Javier García Paniagua con la orden de que después de 20 años de la muerte del militar, fueran entregadas a Carlos Monsivais y a Julio Scherer García. Ello no ocurrió porque Javier García Paniagua, murió faltando dos años. Las memorias se las entregó a su hijo Javier a quien mataron en Guadalajara se dice por integrantes de un cártel de narcotraficantes hace ya casi 3 años.

Sin embargo, a medio siglo de la tragedia y faltando 10 días para la XIX Olimpiada, siguen apareciendo “testigos presenciales”, opinadores que ni siquiera estuvieron en el lugar, protagonistas que son todólogos porque de todo opinan y muchos más que se cuelgan de los sucesos para llamar la atención. Es más Televisa sacará al aire una serie del 68, Milenio TV, hará otro trabajo.

Hoy hace 50 años ya con un memorial en la Plaza de las Tres Culturas en donde años atrás se colocaron placas con los nombres de estudiantes muertos y desaparecidos.

¡Medio siglo del 2 de octubre no se olvida!