Reaparece Genaro García Luna

 

Genaro García Luna se había mantenido fuera de los reflectores por más de cinco años


En las 147 páginas que tiene el libro Seguridad con bienestar / Un nuevo modelo integral de seguridad, cuyo autor el ingeniero Genaro García Luna se había mantenido fuera de los reflectores por más de cinco años, no pude encontrar una sola propuesta o la mínima alusión a la necesidad de arrebatarle el poderío económico a la delincuencia organizada.

Los multimillonarios recursos que nutren a los traficantes de drogas y de personas (miles de millones en dólares, en euros y en pesos) se mantienen intactos, no importa cuántos capos de la delincuencia sean abatidos por la fuerza pública, cuántos sean encerrados en las cárceles mexicanas o se extraditen a Estados Unidos. De poco vale que sean aniquilados decenas de miles de sicarios, halcones, narcomenudistas, secuestradores, cobradores de piso, extorsionadores, si las organizaciones criminales cuentan con el músculo financiero que les permite contratar a nuevos ejércitos a su servicio, poseen fortunas con las cuales comprar una cantidad y una potencia de armamento que supere al de las fuerzas del Gobierno. La superabundancia en dinero líquido que dan a los delincuentes los diversificados y distintos tráficos en México les otorgan el poderío de los autos blindados, de las mansiones y los ranchos, de los aviones y los helicópteros, de los animales exóticos y de miles de hectáreas para sembrar amapola y marihuana.

¿En dónde están los miles de millones de dólares que, según la revista Forbes y según autoridades de Washington, poseía Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera y que el Gobierno de México no encontró? Sería una vergüenza histórica que los jueces de las cortes estadounidenses cumplan la promesa de incautarle al capo mexicano unos 14 mil millones de dólares que, afirman, son producto de más de 40 años dedicados por el sinaloense de 61 años al trasiego de todo tipo de sustancias ilícitas.

García Luna sirvió a los dos gobiernos de Acción Nacional: secretario de Seguridad Pública federal en la administración de Felipe Calderón y titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI) entre 2000 y 2006, con Vicente Fox; desde esa postura emite un diagnóstico catastrofista de lo que hoy es la inseguridad y la violencia.

Para el exfuncionario que ganó fama como fabricante de culpables y por sus montajes mediáticos para ensalzar los propios supuestos éxitos contra la delincuencia (caso Florence Cassez y la inexistente banda de secuestradores “Los Zodiaco”; las granadas lanzadas contra una multitud en Morelia el 15 de septiembre de 2008, cuyos presuntos atacantes ya están fuera de prisión, pues eran inocentes, son algunos ejemplos), hay una evaluación, con negativos trazos gruesos, sobre lo que ha ocurrido una vez que el actual Gobierno Federal prescindió de sus servicios.

Según GGL, los delitos repuntan hoy porque “con el cambio de gobierno (en 2012) se construyó una tesis política para demeritar el esfuerzo institucional realizado en materia de seguridad por el gobierno anterior”.

Dice que “se creó la idea equivocada que para no generar violencia habría que dejar de combatir a las estructuras criminales: aún más, se planteó que la violencia era culpa del gobierno por combatir a la delincuencia”.

Culpa de los tres sexenios recientes, digo yo, es privilegiar el paradigma punitivo, guerrerista y de confrontación, pero no la inteligencia; consentir la corrupta complicidad de las policías; declarar la guerra, pero empoderar al enemigo sin tocar sus fortunas mal habidas.