Recaudador, abusivo

 

La discrecionalidad del Gobierno a la hora de cobrar impuestos es total


Cuando el Gobierno cobra impuestos obliga a los ciudadanos a entregarle parte del producto de su trabajo. Obliga, por eso se llaman impuestos. Siempre lo he dicho: yo no pago impuestos, a mí me los cobran.

En México, ¿alguien sabe cuál es el límite del Gobierno a la hora de cobrar impuestos? Hoy basta y sobra que el Poder Ejecutivo Federal, por medio de la Secretaría de Hacienda, proponga cobrar más impuestos, y que el Poder Legislativo Federal lo apruebe (y no hay que olvidar que los legisladores también viven del presupuesto), para que al día siguiente a los contribuyentes se nos cobren más impuestos.

Pongo el ejemplo del Impuesto al Valor Agregado (IVA).

En IVA, que sustituyó el Impuesto sobre Ingresos Mercantiles, empezó a cobrarse el 1 de enero de 1980, a una tasa de 10 por ciento. Hoy esa tasa es ya de 16 por ciento, ¡60 por ciento mayor! ¿Alguien sabe cuál es la tasa máxima que se puede cobrar por concepto de IVA? No: basta que el Poder Ejecutivo Federal proponga cobrarlo a 20 por ciento, y que el Poder Legislativo Federal lo apruebe, para que al día siguiente se nos cobre a 20 por ciento (o a 25, o a 30, o a 35, o a la tasa que el Gobierno decida).

En México la discrecionalidad del Gobierno (y por tal entiendo tanto al poder Ejecutivo como al Legislativo), a la hora de cobrar impuestos es total y absoluta, lo cual significa algo muy grave: que en este país el derecho de propiedad sobre nuestros ingresos no está, ni plenamente reconocido, ni puntualmente definido, ni jurídicamente garantizado, algo, insisto, muy grave.

Al final de cuentas el límite al cobro de impuestos es el cien por ciento de los ingresos de los contribuyentes, pero mucho antes de llegar a tal extremo, que supondría la esclavitud, el Gobierno se toparía con el límite real a su poder recaudador: la paciencia de los contribuyentes. En México, ¿cuándo nos la colmarán?

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@ArturoDammArnal