¿Reciprocidad? ¡No!

Trump pretende, para defender empleos de estadounidenses, gravar con impuestos las exportaciones de productos hechos en México por empresas estadounidenses, lo cual perjudicaría, en primer lugar, a los consumidores estadounidenses de esas mercancías y, en segundo término, a las empresas estadounidenses que los producen en México. Hay quienes opinan que ante ello la reacción del Gobierno mexicano debe ser “impuesto por impuesto”. Es el caso de Leo Zuckermann, quien el pasado jueves escribió, en Excélsior, lo siguiente: “¿35 por ciento de impuesto fronterizo (aplicado por Trump) a los coches que General Motors produce en México? Muy bien. En reciprocidad: 35 por ciento de arancel a los granos que nosotros importamos de EU. ¿O qué tal un impuesto especial al consumo en supermercados operados por compañías estadounidenses como Walmart?” Zuckermann, ¿habla en serio?

¿Quiénes serían los primeros perjudicados si el Gobierno mexicano gravara con un arancel de 35 por ciento la importación de granos desde Estados Unidos? Los consumidores mexicanos de esos granos. ¿Y si gravara con un impuesto especial (¡otro IEPS!), las compras en Walmart? Nuevamente: los consumidores mexicanos, que somos todos.

Si el Gobierno estadounidense grava las importaciones mexicanas, encareciéndolas, ¿quiénes pierden? Consumidores estadounidenses y exportadores que producen en México. Si en reciprocidad el Gobierno mexicano grava las importaciones estadounidenses, encareciéndolas, ¿quiénes pierden? Consumidores mexicanos y exportadores que producen en Estados Unidos. Si el Gobierno mexicano no reacciona “impuesto por impuesto” solamente pierden los consumidores estadounidenses y los exportadores que producen en México. ¿Qué es menos malo: que pierdan cuatro grupos de agentes económicos (consumidores y productores mexicanos y estadounidenses) o solamente dos (consumidores estadounidenses y productores mexicanos)?

A quien crea que el Gobierno mexicano deberá reaccionar al proteccionismo de Trump “impuesto por impuesto” le recomiendo que lea el capítulo 12 del libro de La Magia y el Misterio del Comercio, cuyo título es Apertura Unilateral, de Rigoberto Stewart, a quien cito: “Los términos del comercio, simplemente, no necesitan ser recíprocos (…) El libre comercio se puede lograr sin relajaciones iguales”.